CHOLULA.- Se escucha por ahí que los delitos, cuando se empiezan a cometer, son noticias que impactan a la sociedad, misma que reclama a las autoridades se actúe para prevenir se sigan cometiendo, cuando hay resultados positivos, la sociedad retoma la calma; sin embargo cuando se siguen cometiendo, y se eleva el número de delitos, la sociedad se cansa de estar clamando por su seguridad, y llega el momento que pareciera se ha acostumbrado a ellos, y cuando sale de casa se encomienda a media corte celestial para que no le toque convertirse en número más de esa cifra que va en aumento. Por ejemplo en la década de los 80’s, el robo de un carro era la gran noticia, y más cuando se cometía con violencia, fueron tan frecuentes que dejó de ser noticia, un robo más y no pasaba nada. La sociedad se acostumbre a ello y a tomar medidas que le ayudaran a prevenir ser víctima, como poner alarma al carro, sistema que no permitieran el robo de la unidad, disminuyó en algo, pero hasta la fecha se siguen cometiendo robos de autos de autopartes. Decía uno de los entonces jefes de la ya desaparecida “policía judicial”, hoy “policía ministerial”, mientras que se tengan consumidores de objetos robados, el delito seguirá siendo negocio. ¿Será? Se escucha por ahí que hoy hay delitos que se cometen a diario y se vuelven costumbre, como la desaparición de mujeres. Todos los días hay reportes de que una jovencita menor de edad, o no mayor a los 30 años, están siendo “desparecidas”, y ya sea que las “levantan” en la calle solitaria, o en un centro comercial, o un centro de diversión, es decir en cualquier lugar puede ocurrir la desaparición. En la mayoría de los casos, son llevadas a otros lugares para explotarlas sexualmente, sujetos sin escrúpulos los responsables. Pero también está resultando que muchas de esas mujeres aparecen muertas, atacadas, incluso torturadas antes de terminar con su existencia. Pocos son los casos que se resuelven con la detención de los presuntos responsables. Si bien es cierto que hay mujeres que se han dedicado a legislar con penas más severas contra los agresores de una mujer, desde una violencia menor, hasta casos de feminicidios, también es cierto que hace falta mucha cultura del “auto-cuidado”, que debe de empezar en casa. Los padres de antaño, le enseñaban a sus hijas a cuidarse, a ser desconfiadas, a los hijos a respetar a la mujer, puesto que provenían de una mujer. Hoy se ve como hay hasta lugares para resguardar a la mujer maltratada, violentada. Es decir medidas para protegerla, pero hacen falta las medidas preventivas, para que no lleguen a ser objeto de violencia. ¿Será? Se escucha por ahí que la pérdida de valores está llevando a la sociedad a un punto en donde el ciudadano se tiene que hacer justicia por propia mano, ante la ineficiencia de los funcionarios o empleados encargados de la seguridad. Hoy se escucha en las propuestas de todos los candidatos de que habrán de combatir la inseguridad, de que incrementarán el número de policías, de patrullas, y muchas cosas más. No hay uno solo que proponga acciones preventivas, que hable sobre el rescate de los principios y valores del ser humano. De cómo se debe de cuidar no solo la mujer, sino toda persona. De cómo se debe ser un buen hijo o hija, de valorarse y hacerse respetar, de tener el valor para denunciar a quien lo agrede, por ello cuando llegan a ser adultos, deciden no denunciar, temen a la represalias, y luego a tener que enfrentarse a un burocratismo en las agencias del Ministerio Público, que se supone han querido modernizar, dignificar, pero han retrocedido. Muchos ciudadanos, piensan que el policía municipal, el uniformado, debe de detener a todo presunto delincuente, llevarlo a la cárcel y ahí dejarlo. Es decir sin denuncia, ni señalamiento alguno. El policía está para prevenir se cometan delitos, por ello los retenes, los operativos, y otras acciones para lograr su objetivo. Sin embargo se enfrenta a varios escenarios que entorpecen su labor, primero cuando van contra un presunto delincuente, ciudadanos sin saber que pasa, salen en defensa del civil, presunto delincuente, luego a que si logran la detención, y ponen a disposición al infractor, no hay denuncia y lo tienen que dejar en liberta, y no el policía, sino la autoridad competente. Hay delincuentes que ya se las saben, y por eso entran y salen de la celda, como Pedro por su casa. Tema complejo, cierto, pero mientras que la víctima se quede callada, se convierte en cómplice de esos delincuentes. Dice un dicho popular, “el valiente vive, hasta que el cobarde quiere”, cuando lo entiendan y lo apliquen, se ayudará a combatir la inseguridad. Abuuuuuuuuuuuuuuuuur.