CHOLULA.- Se escucha por ahí que se escuchan voces que claman terminar con los carnavales en donde se usa la pólvora, como es el casa de Huejotzingo, el cual tiene una edad de más de 150 años, que aglutina a más de 10 mil danzantes, hace llegar en 4 días a más de 50 mil espectadores, generando una derrama económica por más de los 50 mdp; algo que se ve muy complicado, claro que no sería difícil si el gobierno del Estado e incluso la federación lo determinaran hacer, como lo hicieron en el caso de la prohibición de las corridas de toro, por ser un espectáculo violento para los toros, los cuales en un 98% tienen las de perder, un 2% se llega a salvar en el ruedo, lo “indultan” y si no está muy lastimado lo regresan a los corrales, de otra manera aunque lo sacan vivo de la plaza, lo sacrifican para que no sufra. En el caso del carnaval, ante el clamor de grupos defensores de la vida, ya están encontrando barreras con grupos defensores de la cultura, del patrimonio Intangible e Inmaterial constituye el patrimonio intelectual y el sentido que hace única a una comunidad, como las tradiciones, la gastronomía, la herbolaria, la literatura, las teorías científicas y filosóficas, la religión, los ritos y la música. ¿Será? Se escucha que en este tradicional evento, aunque no se tienen cifras oficiales, ninguna autoridad de Huejotzingo se ocupó en llevar estadísticas, extraoficialmente se calcula que en promedio cada carnaval dejó en los últimos años un centenar de heridos, principalmente quemados, y no solo adultos, sino menores de edad, niños, al grado que se llegó a acuñar la frase “Si hubo muerto en el carnaval, es que estuvo bueno”. Se han tenido muertos en el desarrollo del carnaval, sobre todo cuando se hacía en bola, en sus inicios los batallones salían cada uno de su “cuartel”, los “soldados” ya iban con media estocada, es decir medio borrachos, se topaban y se enfrentaban en lo que se llegó a llamar “las “guerritas”, enfrentamientos que hasta la actualidad se desarrollan al finalizar el evento principal. Muchos usaron el carnaval para “cobrarse una afrenta que le hicieron durante el año”. Se fue poniendo orden, empezando con un desfile, que cada batallón pasara frente a la tribuna, que en el palacio municipal se pusiera un estructura para robarse a la “Dama”, luego se pulió el desfile, deben de ir en 2 filas y quemar pólvora, como le dicen a las detonaciones, al centro de la calle, no cerca de los civiles, y que los enmascarados aprendieran a respetar a los civiles, quienes acuden a verlos, admirarlos, aplaudirles, y no era válido que los “chistotos” los asustaran para que fueran el centro de risas y burlas. ¿Será? Se escucha por ahí que casos de muertos empezaron a ser menos, incluso hasta de quemados. Hay quienes ante esos acontecimientos sangrientos y de pérdida de vidas humanas, que nada lo justifica, consideran se debe de reglamentar de manera severa, empezando con el alcohol, eso de la “Ley Seca” es solo una chaqueta mental, porque todos saben que no habrá venta de alcohol, y entonces días previos se preparan, compran la dotación que estiman estarán consumiendo y un poco más, no sea que les haga falta, y entre sus ropas llevan escondidos los botes o botellas con el alcohol, o bien sus familiares o amigos civiles, les dan la dotación. Los civiles que acuden a ver el evento hacen lo mismo, a escondidas llevan su dotación. Ante esto hay quienes proponen, que por lo menos en el evento, todos los días que se desarrolla, se coloquen filtros, para poder ingresar a un perímetro de 4 calles a la redonda del zócalo, y se revise a todos aquel que quiera pasar a ver el evento, así como se hace la noche del 15 de septiembre para ir a escuchar y disfrutar del “grito de independencia” en la capital del país. Lo deben de pasar enmascarados y civiles, incluso los enmascarados por un filtro especial, y ahí, una vez revisado, se le entregue una dotación de pólvora, la que habrán de usar durante el desfile, y quien lo debe de hacer es el ejército. Por otro lado, todos saben en donde compran la pólvora, y ya desde esos puntos de venta, que deberían de estar reglamentados, llevar un registro de a quién le venden y que cantidad. ¿Será? Se escucha por ahí que esas medidas sin lugar serán molestar, cierto, pero es a lo que se orilla si es que desean mantener viva la tradición, que sea en verdad un evento familiar, y no un evento al que muchos acuden por el morbo, ver si habrá alguna tea humana, por el manejo de la pólvora, e incluso su habrá muerto o muertos. La pregunta sería ¿Habrá autoridad municipal que le entre al toro? ¿Los carnavaleros serían responsables para entre ellos mismos ir poniendo orden? Y eso se debería de hacer en todos los lugares donde se tiene su carnaval con el uso de pólvora, aunque no tengan tantos heridos, ni muertos, como en Huejotzingo, es tener el valor, o que les siga valiendo la vida de seres humanos. Abuuuuuuuuuuuuurrrrrrrrrrrrrrr