CHOLULA.- Desde niña me sentí desintegrada y me costaba trabajo acercarme a los demás, me daba miedo, pena e inseguridad jugar y estar con la gente, comencé agredirme, después de haber llorado por frustración, dejaba de comer me golpeaba o me jalaba el cabello de tanta desesperación; este sentimiento cada vez creció más.
Las agresiones aumentaron, no aceptaba mi vida ni mi cuerpo, pensaba que los demás creían que yo era rara, enojona, incluso me pusieron apodos horribles, caí en compararme con las demás lo cual hizo que me odiara más así que comencé a cortarme, ya no podía más con mi vida y en la universidad buscaba novios para sentirme bien, pero ellos también me agredían ya no pude más.
Me enteré del Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos gracias a una lona que vi desde arriba de un puente pensando que ya me quería morir, cuando vi aquel hombre cargando el mundo sentí que era yo, que todo eso sentía y nunca le pude decir ni a mis padres, hermanos, maestros, o psicólogos.
Al entrar al grupo tenía muchas ganas de llorar, comencé a decir todo lo que yo sentía y no podía creer que no me juzgaran. Tuve una vida diferente comencé a sentirme útil, dejé de agredirme, terminé la universidad vivo tranquila.