Cuetlaxóchitl, la preciosa flor de nochebuena

Por Nancy LUNA

CHOLULA.- La flor de Nochebuena es una preciosa planta conocida por todos nosotros, de increíbles hojas rojas en forma de estrella con las que adornamos las casas en Navidad. Pues esta flor es mexicana.

Los misioneros españoles las bautizaron como flor de Nochebuena, ya que el día de máximo esplendor de estas flores es el 24 de diciembre. Pero su nombre en idioma azteca es Cuetlaxóchitl y esta flor tiene una leyenda preciosa que narra su origen.

Su nombre en lengua náhuatl significa "flor que se marchita", aludiendo a lo efímero de su existencia. Otros etimólogos pretenden que su denominación nos remite a "flor de cuero", lo cual no es muy probable ya que no se trata de una flor de consistencia dura

La leyenda cuenta que en el norte del territorio de Taxco se daba un arbusto de bellas flores blancas. Después de una batalla en la cual los mexicas derrotaron a los chontales y los diezmaron, las flores sin razón alguna se marchitaron, y los vencedores optaron por llamar a la flor "flor que se marchita". Cuando llegó el tiempo de la siguiente floración, los arbustos se cubrieron de flores de un hermoso color rojo debido a la sangre derramada por los vencidos chontales.

La cuetlaxóchitl aparecía en casi todas las fiestas sagradas mexicas; sobre todo en la denominada Tlaxochimaco, del noveno mes y dedicada a Huitzilopochtli, Dios de la Guerra, en la cual este ser sagrado se adornaba con guirnaldas, sartales, y collares elaborados con esta flor.

Para los aztecas esta flor simboliza la pureza y la nueva vida que obtenían los guerreros muertos en batalla. Se pensaba que la flor tenía la facultad de regresar a la Tierra en forma de mariposas o colibríes para chupar el néctar de la cuetlaxóchitl. Por esta razón, se la ponía en las ofrendas mortuorias dedicadas a los guerreros muertos en el cumplimiento de su deber.

A la llegada de los españoles, la flor adquirió el nombre de Flor de nochebuena y perdió el apelativo náhuatl. Esta flor invernal es originaria de un poblado llamado Cuetlaxochitlán, cercano a Taxco y ahora desaparecido, y crece en clima cálido durante los meses de noviembre y diciembre.

Durante la colonia, los frailes la emplearon para adornar las iglesias y belenes, aprovechando su uso ritual y adaptándolo a la nueva religión. Otra leyenda relata que una niña pobre lloraba desconsolada porque no tenía qué ofrendar al Niño Dios. Y que de las lágrimas que cayeron al piso, brotaron pequeños tallos y luego la flor de nochebuena en un milagro.

Para los aztecas, la cuetlaxóchitl tiene propiedades terapéuticas. Se puede tomar en infusión y produce más leche en las mujeres que están amamantando; aunque en dosis alta es peligrosa. Las brácteas mezcladas con octli, se usan para teñir telas y cuero, con las que se obtiene un color rojo escarlata. El jugo de los tallos se puede usar como depilatorio. Con la flor se preparan cataplasma y fomentos contra la erisipela y algunas enfermedades de la piel como los granitos que padecen muchos adolescentes.

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