Por Aldo COSTILLA ROJAS
CHOLULA.- En la elección extraordinaria de 2019, con un poco más de esfuerzo, Enrique Cárdenas le hubiera ganado a Miguel Barbosa. La participación en el estado fue de solo el 34 por ciento de la lista nominal. Votaron apenas 1 millón 532 mil poblanos, cuando en elecciones como la de 2010 Rafael Moreno Valle ganó con más de 1 millón 100 mil votos, sin tomar en cuenta que de 2010 a 2019 el número de personas en condiciones de votar aumentó casi un 20%.
Además del mal oficio político de Cárdenas, ex rector de la UDLA, los operadores del PAN no sacaron a votar a sus simpatizantes. De haber movilizado el equipo de campaña del panista a, por lo menos, a un 3 por ciento más de la lista nominal, hoy seguramente Cárdenas estaría terminando su mandato.
Las cosas no fueron así y la historia ya la sabemos. Ganó Barbosa, luego murió y ahora gobierna Sergio Salomón, un hombre conciliador y con voluntad de dejar huella positiva tras un breve gobierno.
En ese entonces el PAN estaba herido, acéfalo, no tenían brújula de qué camino seguir y los mandos medios del morenovallismo, agazapados por temor a investigaciones de la 4T. Así entendemos perfectamente la poca operación electoral del panismo, que meses antes brilló con éxito haciendo gobernadora Martha Érika Alonso.
El asunto medular de esta retrospectiva es dejar de manifiesto que Acción Nacional no está muerto en la zona metropolitana de la ciudad de Puebla, entiéndase Puebla, San Andrés, San Pedro Cholula, Coronango, Cuautlancingo, entre otros, donde el voto duro panista es más fuerte que el morenista. Para muestra la elección de 2021. Ganaron perfiles desconocidísimos como Paola Angón. Está claro que no ganó por una campaña excepcional sino porque el voto duro salió a manifestarse.
Por eso comento el caso de la elección extraordinaria, porque si Cárdenas hubiera sacado a votar a un 5 o 6 por ciento más en los municipios de la zona metropolitana donde históricamente el panismo lleva ventaja o donde ya había ganado, entonces los votos de la mixteca o de la sierra no le hubieran alcanzado a Barbosa para ganar.
Actualmente Alejandro Armenta entiende perfectamente esta dinámica del histórico de votaciones. El morenista y coordinador de los comités de defensa de la cuarta transformación no es un aprendiz que, como muchos, apueste exclusivamente a la popularidad del presidente López Obrados ni a un, en su justa proporción, a un efecto Morena en 2024. El Movimiento seleccionó al senador porque garantiza una votación de más del 50% en el estado. El propio legislador ha expresado que va por los 2 millones de votos. Qué diferencia, un gobernador electo por 2 millones a uno por 687 mil. Qué legitimidad, fuerza y poder.
Entonces se entiende que la prioridad sea la formación de comités en defensa de la 4T. Mientras Eduardo Rivera titubeaba hasta hace unas semanas con ser el candidato del frente. Ahora está dormido en sus laureles pensando en quién será su sucesor en la presidencia municipal y la historia se repite.
A pesar de la fortaleza contenida en el voto duro panista, que en municipios como Cholula es de 3 a 1 contra el morenista, la inoperatividad del frente ha servido la mesa para que Alejandro Armenta Mier se convierta, llegado el momento, en el próximo gobernador de Puebla.