Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN
CHOLULA.- Los niños que no tienen internet en casa, deben salir a las calles de la mano de sus padres a buscar ligares que brinden este servicio; pero, en algunos casos, los han hallado cerradas debido a la pandemia del Covid-19 o por la falta de clientes. Son muchos los niños y jóvenes mexicanos con futuro incierto frente a los modelos de educación híbrida, especialmente los que viven en las regiones rurales del país. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH 2020), el 44.3 por ciento de la población mexicana dispone de una computadora y e 56.4 por ciento tiene acceso a Internet. En ambos casos hablamos de brechas que imposibilitan el acceso a estas tecnologías de un amplio sector de la población.
Este hecho contrasta al éxito económico de empresas como Rappi o Uber, Eats, que está obteniendo ganancias millonarias con la venta de comida en línea, aunque el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes de Comida Condimentada (CNIRC), Marco Buendía, ha dicho que, a pesar de que la demanda de este tipo de servicios ha subido, los beneficios no han igual de grandes para todos los negocios ya que las aplicaciones no han bajado sus tarifas. Pero volvemos a nuestro tema central para definir qué son y en qué consisten las brechas digitales. De acuerdo con especialistas como Delia Crovi y Marilu Garay, las brechas son de acceso, uso y apropiación. Nosotros agregaríamos que hay otra: la de participación.
Según la especialista en economía política Pipa Norris en concepto de brecha digital comprende tres diferentes aspectos; la división global, es decir aquella que se da entre países industrializados y aquellos con bajo nivel de infraestructura; la división social, definida por la diferencia entre ricos y pobres y, finalmente, la división democrática que contempla la separación entre las personas que hacen uso de los recursos par involucrarse y participar en la vida pública. O sea, que para vencer estas brechas, una persona primero debe acceder a la internet y la disponibilidad de éste ser garantizada por el Estado. Pero en nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tres de cada 10 mexicanos están imposibilitados para incorporarse a la red, en algunos casos porque no saben utilizarla o se les dificulta su uso, como ocurre con los adultos mayores, lo que se corrobora con el dato de que solo el 34.7 por ciento de las personas con edades de 55 años o más es usuaria del internet.
Incluso el Observatorio de Innovación Educativa del Instituto Tecnológico de Monterrey afirma que muchos “servicios en línea” excluyen en sus ofertas a este sector poblacional respecto a la apropiación de las TIC por cuenta de las personas, es necesario advertir que estas deben estar convencidas de que su uso es útil para sus actividades, que las amplían y potencian, que las proveen de nuevos aprendizajes y que pueden empoderarlas individual y colectivamente.
Por mucho tiempo se pensó que estas tecnologías eran una suerte “de lujo” en un país con grandes sectores de su población en la pobreza y la desigualdad, lo cual no carecía de sentido; pero hoy, ante la emergencia sanitaria y económica qué enfrentamos, es urgente que México supere las brechas, tanto desde la perspectiva de acceso a internet como de la alfabetización digital.
Por alfabetización digital entendemos la educación específicamente abocada a enseñar a la gente a utilizar manual, intelectual o críticamente los medios de comunicación, tanto los tradicionales como los electrónicos más modernos, para que no dependa de intermediaros y sea capaz de generar sus propias creaciones.
De este modo, muchos pequeños o medianos, empresarios podrían ofrecer via internet sus servicios sin depender de empresas como Uber, Eats,; las niñas y los niños podrían aprovechar mejor sus clases a distancia y muchos jóvenes podrían capacitarse profesionalmente en diversas disciplinas a través de los múltiples cursos que se ofrecen en la internet.
La superación de las brechas digitales permitiría una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones públicas y que problemas como el de los infantes pobres que no pueden tomar clases a distancia, porque no tienen acceso a la red, sean eliminados mediante la creación de un programa del Estado mexicano dotarlos de computadoras y otro brindarles la alfabetización digital que requieren. Así, muchos mexicanos podrían “quedarse en asa” como lo recomiendan los médicos, para no tener que salir a las calles, sin embargo, cuenta con el respaldo de acreditadas investigadoras como Consuelo Lemus.
Benévolo lector, algunos versos de Porfirio Barba Jacob, seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez. Nació el 29 de julio de 1883 en Santa Rosa de Osos, Colombia, sus padres fallecieron cuando era un niño, por lo que fue criado por sus abuelos, comienza a publicar sus primeros poemas a los 23 años, entre ellos Parábola del Recuerdo. Al poco tiempo se muda a México.
CANCIÓN LIGERA
Si acongoja un dolor a los humildes,
o si miran un valle, un monte, un mar,
dicen tal vez: "Dichosos los poetas
porque todo lo pueden expresar."
¡Ah! pero en el misterio en que vivimos,
la cotidiana y múltiple emoción,
como no encuentra un ritmo que la cante
se ahoga en el sepulto corazón.
Y están sin voz el oro de los trigos,
el son del viento en pugna con el mar,
la luz que brilla, el grito que se apaga
y el llanto de la noche en el palmar.
Y están sin voz, perennemente mudos,
sin quien venga su espíritu a decir,
el sol, la brizna, el niño y el terrible
prodigio del nacer y del morir.
Y nosotros, los míseros poetas,
temblando ante los vértigos del mar,
vemos la inexpresada maravilla,
y tan sólo podemos suspirar.