Certificado de Vacunación

Por Aldo COSTILLA ROJAS

CHOLULA.- Es una exageración y necedad que el gobierno del Estado exija el certificado de vacunación para ingresar a restaurantes cafeterías centros comerciales tiendas y demás establecimientos. En primera instancia el sitio de mi vacuna es muy deficiente ya que en un 30% los certificados de vacunación presentan errores y aun cuando las personas ya fueron vacunadas desde hace mucho tiempo esta vacuna no está registrada. En este sentido es imposible exigir un certificado que el mismo gobierno no garantiza correctamente.

Esta medida además de ser científicamente poco sustentada es característica de sistemas de gobierno autoritarios en los que las libertades sufren restricciones alegando un supuesto beneficio superior. El precedente con el tiempo daría paso a que bajo cualquier argumento se cuarte el libre tránsito y la libertad de ingresar a un sitio. Los particulares aprovecharían para crear restricciones e imponer requisitos para para hacer uso de las instalaciones.

En estricto sentido, la vacunación no evita el contagio aunque sí reduce los síntomas más graves. Prácticamente muchos infectados serían portadores del virus siendo asintomáticos. Que estar vacunado no imposibilita al cuerpo humano a infectarse. A final de cuentas la vacuna no es un escudo ni físico ni biológico para contagiarse.

Sí para muchos durante la pandemia las medidas restrictivas y el confinamiento riguroso era la alternativa, ahora se les premia creando restricciones. Las autoridades no conocen al pueblo que gobiernan. Para muestra un botón. Durante la prohibición de venta de bebidas alcohólicas ¿alguien en serio creía que era imposible conseguir una lata de cerveza o una botella de licor? Lo mismo pasa con el cubre-boca que es un artificio urbano y metropolitano, basta con alejarse de la Ciudad de Puebla y en los pueblos y pequeñas ciudades del interior de la entidad muy pocas personas sufren la paranoia incluso de hacer ejercicio con cubre-boca. A nivel de la República pasa lo mismo. Mientras que en el centro y zonas metropolitanas se ha hablado del cubre-boca como la panacea, en zonas periféricas la medida es intrascendental.

Ahora quien piense que los comerciantes del tianguis de San Martín Texmelucan, o Tepeaca o de la central de abastos van prohibir la entrada a los consumidores si no certifican que han sido vacunados. Hágame el favor.

Finalmente, otros dos caso de doble discurso, el primero de ellos el uso de cubre-boca en centros comerciales. Piense en cualquier centro comercial y cómo es obligatorio el uso del artificio facial para deambular por los negocios y sin embargo en la zona de comida rápida los comensales con o sin saña distancia no usan la mascarilla. La segunda falacia, la de filtros de pseudo seguridad pero a la hora de ingresar y tomar la tarjeta del estacionamiento miles de personas presionan el botón sin ninguna medida de protección.

La medida coercitiva de solicitar el certificado terminará en el anecdotario como una simulación más.

En fin, la hipocresía y el autoengaño, una reflexión digna de tomarse en cuenta para el futuro de nuestros días.

 

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