Carta de Bill W. (cofundador de A. A.) a Carl Gustav Jung (Psicoanalista )

CHOLULA.- En  el marco del natalicio del Psicoanalista Suizo “Carl G. Jung” el 26 de Julio, les compartimos este intercambio de ideas de dos personajes que han dado al mundo esperanza en la salud física, mental y espiritual.

Bill W (cofundador de AA ) le escribe:

Muy estimado Dr. Jung.                                               Enero de 1963

Hace mucho tiempo que debía haberle dirigido esta carta de agradecimiento profundo. Para empezar, permítame que me presente. Me llamo Bill W., y soy uno de los cofundadores de la Sociedad de Alcohólicos Anónimos. Aunque ya habrá tenido usted algún conocimiento de nosotros, dudo que sepa que una conversación que usted tenía, a principios de la década de los años treinta, con un señor de nombre Rowland H., acabó desempeñando un papel decisivo en la fundación de nuestra Comunidad. Aunque Rowland H. falleció hace ya muchos años, el relato de sus extraordinarias experiencias mientras estaba bajo su atención médica han pasado a ser parte de la historia de AA. Según recordamos, la narración de su experiencia puede resumirse así: Alrededor del año 1931, al haber agotado todos sus demás recursos para recuperarse del alcoholismo, recurrió a usted como paciente. Creo que usted le atendió durante un año aproximadamente.Le tenía a usted una admiración sin límites y, al terminar el tratamiento, se sentía muy seguro de sí mismo. Para su gran consternación, tardó muy poco en recaer en la embriaguez. Convencido de que usted era su “tribunal de última instancia”, recurrió de nuevo a sus cuidados. Esa fue la ocasión en que tuvo lugar entre ustedes dos la conversación que llegaría a ser el primer eslabón de una cadena de acontecimientos que condujo a la fundación de Alcohólicos Anónimos. Según puedo recordar, éste fue el relato que él hizo de esa conversación: Usted le dijo ante todo y con total sinceridad que, desde el punto de vista médico y psiquiátrico, el suyo era una caso desahuciado. Esta franca y humilde declaración por parte de usted sirvió sin duda alguna como la piedra fundamental sobre la cual se ha venido construyendo nuestra Sociedad. Poco tiempo después, el Sr. H. se hizo miembro de los Grupos Oxford, Como usted sin duda recordará, estos grupos subrayaban enfáticamente los principios del autoanálisis, la confesión, y la reparación y la necesidad de dar de uno mismo sirviendo a otros. Insistían enérgicamente en el valor de la meditación y la oración. En ese ámbito, Rowland H. llegó a experimentar una conversión que por el momento le liberó de su obsesión por beber.

Carl G. Yung  (Psicoanalista ) responde

Muy apreciado Sr. W.

Me ha sido muy grato recibir su carta.

Después de su última visita, no volví a tener noticias de Rowland H. y a menudo me he preguntado qué le habría deparado el destino nuestra conversación, de la cual él hizo un relato bien exacto, tenía un aspecto que él desconocía. El motivo para no decírselo todo era que, en aquel entonces, yo tenía que expresarme con suma cautela. Me había dado cuenta de que – de toda manera imaginable – mis palabras eran mal comprendidas o interpretadas. Por lo tanto, al hablar con Rowland, tuve que andar con mucho cuidado; no obstante, las ideas que tenía en mente en ese momento de hecho las había desprendido de muchas experiencias con gente parecida a él. Su ansia por el alcohol correspondía, en un nivel inferior, con la sed espiritual del ser humano por una unidad e integridad que, en términos medievales, se llamaba la unión con Dios.

La única forma legítima de conocer una experiencia de esta índole es sufrirla real y concretamente, y pueden sufrirla únicamente aquellos que andan por un camino que les lleva a una comprensión superior. Puede que lleguen a esta meta por un acto de gracia, o por medio de un contacto personal sincero con sus amigos, o por una formación superior de la mente, más allá del mero racionalismo Estas son las razones por las que no me veía en la posibilidad de dar a Rowland H. una explicación completa y satisfactoria. Me arriesgo a hacerlo con usted porque su honrada y muy sincera carta me deja convencido de que la perspectiva que usted tiene sobre el alcoholismo se sitúa más allá de las engañosas perogrulladas que se suelen oír al respecto. Al terminar, nos valdría considerar que alcohol en latín se dice “spiritus” y se usa la misma palabra para denominar la más sublime experiencia religiosa y el veneno más depravador. Por lo tanto, la fórmula útil será: spiritus contra spiritum.   afmo. y SS. C.G.  Jung                                                                                      Reimpreso de El libro “ lenguaje del corazón” con el permiso de AA World Services, Inc.

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