Capitalismo combatió al socialismo con la democracia 

Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN 

CHOLULA.- La bandera política con la cual el capitalismo mundial combatió al sistema socialista, que nació a raíz de la primera guerra mundial, fue sin duda la de democracia, manejada como la mejor alternativa, como la mejor opción que podía oponerse a lo que se calificó siempre como una feroz dictadura burocrática, encarnada en los partidos comunistas que gobernaban en los países del llamado “bloque soviético”.

Los políticos y los ideólogos más conspicuos del “mundo libre” repitieron siempre una y otra vez, que el socialismo solo era económicamente inviable, sino además, un sistema inhumano que conculcaba las libertades y los derechos básicos del hombre, convirtiéndolo en una cosa en un autómata, en simple pieza de una maquinaria brutal que lo esclavizaba y lo obligaba a ponerse al servicio de una supuesta causa superior, que ni entendía ni estaba pensada, en esencia para beneficiar sus intereses materiales, y espirituales, sino a los de sus dominadores y manipuladores.

En contrapartida por implicación o expresamente se ponía a la economía basadas en la explotación del trabajo asalariado y en el libre juego de las leyes del mercado, como modelos no solo de eficiencia económica, sino también el humanismo de libertad y de tolerancia; como profundamente respetuosas de valores tan elementales y básicos como la libertad religiosa, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión y de información, el derecho de libre asociación y organización, el derecho al trabajo, a la salud, a la educación y a la alimentación y, como telón de fondo de todo esto del respeto irrestricto a la soberanía e independencia de las naciones y, consecuentemente de su derecho a elegir libremente el tipo de gobierno más acorde con los intereses y la idiosincrasia de sus ciudadanos. En una palabra; se nos decía que el triunfo del capitalismo y la derrota del totalitarismo de corte soviético traería a la humanidad una era de paz, de progreso y de desarrollo económico jamás vistos hasta entonces aparejados con el respeto incondicional a todos los derechos y libertades básicos de los hombres y de las naciones.

Hoy estamos en plena era post-soviética, pero en vez de la dignidad, dignificación espiritual y del progreso material de la humanidad que se nos había prometió, lo que vemos por todos lados es más pobreza, más ignorancia, más desempleo y más insalubridad para las grandes masas de trabajadores y de desposeídos en general; lo que ocurre ante nuestros ojos es una monstruosa concentración de la riqueza planetaria en las manos de uso cuantos potentados que se pueden contar con los dedos, mientras que la miseria en todos sentidos se extiende de modo incontenible como una mancha de aceite, como un cáncer devorador, abarcando cada día a millones y millones de seres humanos que no encuentran empleo, o ganan un sueldo miserable que no les permite ni siquiera sobrevivir con dignidad, y vemos también cómo, para mantener y perpetuar este estado de cosas, se atropella y persigue todo aquello que antes se decía defender; como la protección de los tan llevados y traídos derechos humanos se han convertido en una arma en manos de los poderosos y de los privilegiados para hostilizar y combatir a sus enemigos políticos, en un recurso para mantener amenazados y quietos a líderes populares, a organizaciones sociales y a países enteros, bajo la amenaza de acusarlos y castigarlos como violadores de tales derechos, cuando la verdad es que estos importan un verdadero cacahuate cuando de salvaguardar los intereses de los potentados se trata, y lo peor de todo por su algo hiciera falta, estriba en que ha desaparecido, de facto, la soberanía y la independencia de las naciones; en que estas ya no pueden elegir su forma de gobierno ni la política económica a aplicar de sus fronteras hacia adentro, simple y sencillamente porque los países ricos, los llamados países capitalistas de punta, no periten en ya  ningún tipo de ensayo de esta naturaleza que ponga en riesgo su prosperidad económica y su hegemonía absoluta sobre las naciones débiles en el terreno político. Desde la derrota del socialismo en el mundo ya no hay más que de una sopa: o se es un país democrático o se atienen  uno a las  sanciones correspondientes, mismas que, como a todo mundo, le consta, no excluyen la agresión militar y el errasamiento total, como lo atestiguan el caso de la antigua Yugoslavia y el martirizado Afganistán, así pues la humanidad entera está viviendo una paradoja. La derrota de la dictadura comunista y el triunfo de “la libertad” nos están conduciendo, rápidamente a un nuevo tipo de dictadura; la dictadura de los países económica y militarmente poderosos sobre los países débiles. El mundo unipolar, el mundo dominado por una sola potencia, se está evidenciado como un esclavo de dicha potencia, en el cual solo se respeta y cumple la voluntad de esta última. La dictadura planetaria busca implantar por la fuerza por eso es una dictadura la “democracia” en os demás países, con lo cual queda evidenciado, además que la democracia no está siempre, necesariamente, al servicio de las mayorías, sino que puede transformarse perfectamente, en un mecanismo simulador, encubridor de una política de exacción, de explotación y de sometimiento de los débiles ciudadanos y países en beneficio de quienes detentan el poder económico y militar.

Nunca la preponderancia de un solo actor, de una sola fuerza, ha sido fuente de igualdad, de justicia y de paz. El poder omnímodo, in-compartido, tiende necesariamente a la arbitrariedad, al abuso, a la parcialidad y a la pérdida del más elemental sentido del equilibrio, por eso vemos como Estados Unidos protege y justifica aún los actos más crueles y violatorios del derecho internacional cometidos por Israel en contra de Irak, a pesad de que los investigadores de la ONUY no encontraron un solo vestigio de armas de destrucción masiva en ese país; por eso vemos como los fuertes se arrojan el derecho al monopolio de la energía nuclear, mientras niegan ese mismo derecho a los países débiles, tal como ocurrió en el caso de Corea del Norte.

Todos estos horrores y abusos, lo reconozcamos o no habrían sido impensables y abusos, lo reconozcamos o no habrían sido impensables en la +época en que el socialismo hacia contrapeso a la voluntad hoy in-contrastada del imperialismo.

La pobreza, la ignorancia, la enfermedad y la injusticia seguirán campando por sus respetos en el planeta entero, mientras ese viva la paradoja de un gigante todopoderoso que intenta imponer la democracia por propio camino, es decir, la paradoja de una democracia formalista a nivel nacional y una dictadura auténtica a escala planetaria ningún predicador de los buenos deseos, ningún discurso humanista y conciliador, y mucho menos un simple cambio de fechas en el calendario, podrán cambiar esta lacerante realidad por eso cada año es trágico para los pobres tal como lo han sido los anteriores; duro y cruel para los desamparados y lleno de peligros y amenazas para la paz mundial. Solo hay una alternativa para escapar de este círculo de hierro, volver a crear una teoría y una práctica revolucionarias para las grandes masas empobrecidas que depuradas de los vicios y errores de las anteriores, sean una  verdadera opción en a lucha por la liberación de la humanidad libertad a esta, en suma, exige acabar de raíz con la nefasta unipolaridad actual; crear otros focos de poder y de atracción para las mayorías; derrotar a la dictadura mundial que hoy por hoy nos tiene en sus garras, sin que se vislumbre ninguna esperanza fácil de pronta redención.

Benévolo lector, algunos versos de Erasmo Castellanos. Nació en Santiago Tuxtla, Veracruz, el 2 de agosto de 1879 y murió el 11 de diciembre de 1955, en la ciudad de México.

 

Optima Mors

Las calaveras ríen ¿Por qué

               Los hombres lloran?

Si las cenizas se arrastran ¿Por qué la vida toda se

               Arrastra cual reptil?

Las llamas de las tumbas se elevan a los cielos

¿Por qué las triste lágrimas que van en

               Lluvia al suelo son signo de vivir?