Calzadas romanas

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- Las calzadas romanas eran una amplia red viaria de caminos o “carreteras” perfectamente construidos para durar muchos años. Tanto es así, que algunos tramos han llegado hasta nuestros días. Incluso algunos se siguen utilizando.

Función

La principal función de las calzadas romanas era de índole estratégica, de ahí que no tenga nada de extraño que la red viaria romana se ampliara a la par que el propio Imperio Romano, o que en los límites de éste, desde el norte de Gran Bretaña al Éufrates, dicha red tuviese numerosos ramales.

Según un estudio reciente, se calcula que tan sólo en el norte de África llegó a haber entre 15.000 y 20.000 km de calzadas, sin contar las vías reservadas únicamente para el traslado de tropas ni tampoco las rutas de las caravanas.

Si bien nunca llegaron a perder esa función militar primigenia, lo cierto es que las calzadas tuvieron también un notable papel administrativo, al dotar al correo imperial de una enorme celeridad. Asimismo, fue de gran utilidad para el trasiego de viajeros, incluidos los peregrinos paganos primero y los cristianos después, y el transporte de mercancías, sobre todo de pequeñas dimensiones y gran valor.

Los itinerarios y los planos de época romana, como el itinerario de Antonino de finales del siglo III d. C., dan prueba de las dimensiones de la red viaria del Imperio romano, y el hecho de que ésta se utilizase durante toda la Edad Media sugiere hasta qué punto condicionó el paisaje de Europa entera y la región del Mediterráneo.

Construcción de las calzadas romanas

Las vías romanas competían, al igual que los acueductos romanos, pero en este caso en unas proporciones mucho mayores, con la naturaleza, e imprimían en el paisaje una impronta imborrable.

A diferencia de las calzadas normales, cuya construcción dependía de la función que desempeñasen así como de la naturaleza del terreno, las grandes calzadas consulares, como la Vía Apia, implicaban siempre toda una serie de obras de gran envergadura.

Las calzadas romanas se empezaron a construir desde el 312 a. C. hasta el siglo VI d. C. por todo el Imperio romano. De todas ellas, la Vía Apia fue la primera de las grandes calzadas consulares de Roma y unía la capital con Capua, importante centro urbano de Campania, aunque con el tiempo se alargó hasta Brundisium (la actual Brindisi), de donde salían los navíos hacia el Mediterráneo oriental.