CHOLULA.- Siendo aún muy joven acudí a un grupo de terapia de Neuróticos Anónimos en busca de una solución al malestar que me acompañaba siempre en todo lugar: mi timidez.
Nunca supe porque me costaba tanto trabajo hablarle a la gente, en las fiestas, incluso en algunas reuniones solo habiendo ingerido alcohol podía acercarme a las mujeres, de esa forma el miedo desaparecía como parte de magia. Por todo esto en las reuniones acostumbraba a tomar.
Mi timidez y mi temor a las personas era tan grande que hasta preguntar detalles tan simples como el nombre de una calle o los precios de algún producto se me hacía difícil, así que trataba de evitarlo a toda costa.
Mi familia me veía como un extraño, debido a que no convivía con ellos. Poco sabia de mi vida, hasta que debido a este aislamiento comencé a sentir un temor extremo hasta de salir, creía que podía sucederme un accidente, o bien un asalto. Estas situaciones fueron el principal motivo por el cual me llevo a buscar ayuda en una agrupación como Neuróticos Anónimos Movimiento Buena Voluntad.
Desde mi ingreso a esta terapia mi vida cambio definitivamente. Pude superar ese temor y con ello las situaciones que hacían ya insoportable mi forma de vivir. Hoy puedo decir que gracias al apoyo que me brindaron acepto la convivencia con los demás de una forma sana y muy tranquila, por supuesto sin alcohol.