Por José Salvador ESPINA GARZÓN
CHOLULA.- A pocos días de que se apruebe la tan controvertida reforma judicial en el poder legislativo federal, México, sin ser plenamente consciente, está a punto de vivir un momento histórico y coyuntural que cambiará la democracia en nuestro país, al menos para las próximas décadas.
Las y los mexicanos de mayor edad posiblemente se sentirán algo «nostálgicos», pero no en el buen sentido, como cuando recordamos una Navidad, unas vacaciones o un programa de televisión que disfrutábamos en la niñez. Sino por el hecho de que el país que MORENA está deconstruyendo les hará pensar en aquellos años 70 y 80, cuando no existían instituciones autónomas, no había realmente contrapesos en los poderes, y las elecciones y la representatividad de la oposición en los espacios de poder eran meramente simbólicas o de simulación.
Un tiempo donde la democracia y la libertad eran solo anhelos lejanos en un país que no sacudía a sus gobernantes, por mal que estuviera. Esto debería hacer reflexionar a quienes lo vivieron, esperando que este recuerdo no recobre vida cuando comiencen a manifestarse las consecuencias económicas, sociales y políticas de caer nuevamente en este sistema.
Sin embargo, también se avecina un momento único para la generación más joven, esa que no recuerda la transición a la democracia con la victoria de Vicente Fox. Esta generación ha vivido en democracia, por más imperfecta que sea, pero en democracia, al fin y al cabo. Es probable que ahora nos toque a los jóvenes experimentar el rigor y la injusticia que vivieron nuestros padres y abuelos.
Esto, lejos de ser una situación pesimista en la que no parece haber nada por hacer, nos invita a realizar lo más valioso que podemos hacer por México, algo que como generación nos cuesta mucho: ser pacientes y trabajar arduamente, aunque tal vez no lleguemos a ver los resultados de ese esfuerzo. Sin embargo, será el trabajo más valioso y noble que podemos hacer por nuestros hijos y por un futuro de libertad tal como lo conocemos, y que no queremos ni debemos perder.