San Andrés Cholula

En busca de una identidad

(1750-1810)

De Refugio GALLEGOS TORRES

(Segunda parte, capítulo Uno)

CHOLULA.- Los trabajos arqueológicos han venido a enriquecer nuestro conocimiento acerca de la evolución de la cultura cholulteca, pero sobre todo a ampliar nuestro saber sobre la población prehispánica que habitó esta región desde tiempos muy remotos. Los datos que se han podido recuperar de las diferentes exploraciones arqueológicas del proyecto Cholula, realizadas durante 1967-1970, así como algunas más realizadas en 1985, a cargo del arqueólogo Sergio Suárez, nos han permitido conocer diversos aspectos relacionados con el lugar y los grupos que lo habitaron. Gracias a dichos estudios podemos decir que el grupo olmeca-xicalanca ocupó diversas áreas como las plataformas de la gran pirámide, alrededor del cerrito del Acozac, algunas áreas de la ciudad actual y posiblemente sobre el patio hundido que se localiza en lo que hoy es el hotel Villas Arqueológicas, donde se encontraron dos hornos. También existen evidencias de otros hornos que fueron construidos en la plataforma noreste de la gran pirámide por este mismo grupo (véase plano 2).

Desafortunadamente no podemos saber más acerca de este grupo debido a que muchos de los restos (arquitectura, cerámica y sobre todo sus costumbres funerarias) se encuentran revueltos con vestigios de otros grupos que habitaron la zona como los toltecas-chichimecas. Además, la mayoría de los restos fue arrasada por los colonizadores a raíz de la conquista española (Suárez Cruz y Martínez, 1997: 2-13)

Durante los siglos XII y XIII de nuestra era, el valle fue campo de batalla.

Los olmecas-xicalancas debieron luchar denodadamente contra el empuje de un nuevo pueblo: los toltecas-chichimecas recién llegados de Tula (Nolasco, ras bajas del sur de Puebla y norte de Oaxaca.

40 San Andrés Cholula. En busca de una identidad (1750-1810) Fuente: (Suárez Cruz y Martínez Arriaga, 1997).

Plano 2

San Andrés Cholula. En busca de una identidad (1750-1810) 41 1973: 24). El grupo invasor era de origen nahoa. Tradicionalmente se sabe que de su norteña patria descendieron durante el siglo iv a través de lo que ahora es California, siguiendo la línea costera hasta llegar a Huatulco (Oaxaca). Abandonando la costa comenzaron a subir por la sierra hacia el altiplano central, conquistando desde Tuxtepec a Tulancingo (Hidalgo), punto de partida de lo que dos siglos después fue el imperio de Tula (Walles Morales, 1971:65).

Desde allí alcanzaron Zacatepec en el año 1162 de nuestra era, base para la conquista de Cholula, misma que se realizó en el año “uno pedernal” (1168).

Venían dirigidos por cuatro jefes principales: Icxcouatl, Quetzaltehueyac, Tezcauitzil y Tololouitzil, y por el sumo sacerdote Couenan (González García, 1972:29).

Estando poblada la ciudad de Cholula por los olmecas-xicalancas, llegaron los fugitivos toltecas-chichimecas al tlachihualtepetl; cuyos señores eran el tlalchiach tizacozque y el aquiach amapane, enseguida los cuatro representantes de los toltecas, les suplicaron y rogaron que se les permitiera establecerse, fueron aceptados pero sujetos a la servidumbre. Fue el comienzo para introducirse entre ellos y poder vivir en sus cercanías. Durante cinco años los toltecas fueron sometidos a grandes trabajos, desprecios y maltratos, periodo durante el cual los toltecas-chichimecas lograron fortalecerse y derrotar a los olmecas-xicalancas. La destrucción de los olmecas-xicalancas fue un engaño que los toltecas-chichimecas prepararon, fingiendo querer paz con ellos, cuando su verdadero objetivo era desplazar y destruir a los olmecasxicalancas. La guerra para destruirlos comenzó con la preparación del canto del pancuicatl 6, posteriormente Icxicouatl y Quetzalteueyac visitaron a los sacerdotes de los olmecas-xicalancas que eran; tlalchiach tizacozque y el aquiyach amapane, y les suplicaron que escucharan el llanto y tristeza del tolteca, “queremos paz y por eso hemos compuesto un canto con el cual los alegraremos, bailaremos”, pero como no contaban vestidos con que adornarse, les pidieron prestadas sus insignias viejas (escudo y macana), las repararon y pintaron véase el anexo 1, (Kirchoff, 1989:152-156). Así es cómo logran armarse los invasores toltecas-chichimecas, para luego derrotar a los antiguos señores.

6 En la historia tolteca-chichimeca han traducido el pancuicatl como “canto del sacrificio”.