ANGUSTIA 

CHOLULA.- Aunque soy una mujer profesionista. Autosuficiente y con una vida económica resuelta, hace algún tiempo comencé a experimentar una profunda preocupación por mi hermana; ella es casada y tiene serios problemas con sus hijos, sentía la necesidad imperante de ayudarla, de aconsejarla, de no desampararla, sin embargo no me fue fácil intentarlo; creo que me hubiera gustado que existiera más confianza, pero no la había; pertenezco a una familia muy distante en la que cada quien ha hecho su vida.

Esa preocupación y angustia de no poder ayudar a mi hermana, que peleaba mucho con sus hijos – unos adolescentes – me llevó acudir al Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos, en realidad buscando ayuda para ella. Al poco tiempo quien terminó asistiendo a las sesiones fui yo, de esta manera pude canalizar esa preocupación y sentirme más tranquila.

Algo que me ha gustado de esta terapia es la confianza de poder expresar mis sentimientos, por insignificantes que a veces parezcan ahora me doy cuenta que yo también tengo problemas emocionales; por ejemplo que soy una persona muy solitaria y que me cuenta mucho trabajo relacionarme con la gente.

En la medida que fui acudiendo a la terapia, fui recobrando mi tranquilidad y como consecuencia pude acercarme con más confianza a mi familia. Por cierto, hoy me siento más integrada a mis hermanos.