Concepto y papel de la mujer medieval

Por Jesús DE SANTOS GARCÍA

CHOLULA.- La mayoría de las tradiciones precristianas sobre la mujer la subordinan y la limitan considerándola inferior y dependiente del hombre.

El  principal problema  que  existe  para conocer el papel de las mujeres en la Edad Media es la ausencia de fuentes escritas. Esto representa dificultades para rastrear sus actividades diarias, sus posicionamientos o pensamientos. Lo poco que se sabe es a través de los escritos masculinos.

Es realmente difícil determinar si hubo una evolución o un retroceso en la situación de la mujer en la Edad Media. Fueron diez siglos en los que la sociedad, la cultura y las costumbres sufrieron muchas variaciones. Por ejemplo, España comenzó el siglo VIII con tres religiones conviviendo: la judía, la musulmana y la cristiana, que son, además, tres formas distintas de pensar, entender, definir y construir a la mujer.

En Europa la Iglesia va tomando poco a poco parcelas de poder, entre ellas las referidas a la moral, reforzado por un sistema social muy rígido. En éste ambiente, el carácter femenino fue explicado por obras escritas por hombres, éstas obras definieron la posición de la mujer a los largo de la Edad Media.

La influencia cristiana, en un principio favorable a la mujer, fue muy restrictiva posteriormente.

Desde los primeros tiempos de la Alta Edad Media, se pusieron como ejemplo de “ideal de mujer” a personas desexualizadas y/o sometidas: Eva, que fue creada de la costilla de Adán y propició la salida del paraíso; María, que representa la virginidad y la abnegación como esposa y madre; María Magdalena y otras.

Con estos modelos ideales de mujer, se significaba que las mujeres debían controlar su sexualidad y mantener su virginidad intacta, la mujer debía recordar siempre que eran sus acciones, su vestido, su proceder lo que excitaba a los demás. Se consideraba a toda doncella una potencial prostituta cuya tierna carne, cuando está excitada, es fácil de ser tentada, y se aconsejaba a las mujeres orar y ayunar hasta su matrimonio, para contener su carne, mantenerse casta y limpia, al servicio de Dios.

Las mujeres jóvenes debían aprender a tener miedo, miedo a las inevitables consecuencias de un comportamiento indecoroso, las jóvenes debían ser limpias, de maneras humildes, prudentes, calladas, modestas, obedientes a sus padres y sobre todo ponderadas y castas.

La mujer era vista como la causante del pecado en el hombre y tratada como tal. Tenía un papel simplemente reproductivo y era excluida casi totalmente de cualquier práctica cultural, ya que para acceder a la educación superior se debía ser parte de la clerecía. Sólo en algunos conventos, las religiosas recibían una buena educación que incluía griego y latín. Esto a cambio de la renuncia total a ejercer su sexualidad.

El ideal de vida, de amor y de mujer era, más idílico e imaginario que real, “el amor cortés” llegó a ser el máximo exponente. En el amor cortés la mujer era descrita como casta, prudente, trabajadora, honrada, callada y hermosa, y sorprendentemente capaz de entender, entretener y sorprender a su caballero. La virginidad es considerada una etapa transitoria, incompleta, preparatoria para la siguiente, la cual se caracteriza por la reproducción.

La visión generalizada sobre el aspecto físico, virtudes y ocupaciones de la mujer medieval fueron impuestas por los hombres religiosos, lejos de la realidad, lejos de las mujeres reales de su tiempo