Por: Dr. Omar Josué ROJAS VÁZQUEZ
CHOLULA.- Estamos previos al mes del amor y la amistad, muchas opiniones se han dicho sobre este mes en específico, febrero es el segundo mes del año, y en el que celebramos, por costumbre o mercadotecnia, la amistad, el amor, pero ¿Qué es el amor?, ¿Por qué nos gusta sentirlo?
El enamoramiento, se define como un fenómeno integral donde participan todos los órganos, donde el cerebro produce neurotransmisores que actúan como mensajeros químicos, comunicándose entre sí y produciendo la regulación de sentimientos y conductas.
Dopamina, oxitocina, vasopresina y serotonina son responsables de que el amor se sienta tan bien, pero como todo proceso, consta de ciertas fases, en este caso tenemos a la de enamoramiento, al amor pasional y a la etapa de acompañamiento, en la primera etapa el cerebro modifica de manera selectiva la conducta por varios meses, en la segunda se activan regiones en el hipotálamo envueltas en la conducta sexual.
Es importante entender que ciertos rasgos en las primeras etapas, sobre todo en la pasional, devienen en la repetición de conductas, y son promovidas por zonas primitivas del cerebro, por lo que no tienen un curso fijo ni predecible, como bien lo han calcado poetas y escritores, el amor simplemente fluye como un río, muchas veces con un curso laminar, apacible, y otras cuantas, discurre como un rápido, desemboca en cascadas, y tiene turbulencias incontrolables, al final del día, son simplemente los centros de placer los que empiezan a regir, por unos meses, la conducta del enamorado.
Si bien se dice que el amor es a primera vista, diversas investigaciones han encontrado que en realidad es a primer olfato, pues es en la papila nasal donde se encienden los primeros neurotransmisores, segregando hormonas que alborotan los sentidos, trastornan la mente, prolongan la pasión y finalmente extinguen la llama, derivando en un amor maduro, dando así inicio a la fase de acompañamiento.
Feniletilamina, es la sustancia encargada de dirigir la gran orquesta de neurotransmisores, impulsándolos al grado que la víctima de eros pierda el piso, se le altere la visión y coloquialmente se refieran a el como atontado, pero como comentamos antes, son solo disparos que se van estabilizando al punto de crear una profundidad dirigida por el péptido del amor, creando, entre otras cosas, un poco de dependencia en ambos flechados, y en el caso de las mujeres, la elevación de la testosterona provoca rebeldía, típica del amor romántico, es en este momento de la relación donde el simple beso provoca reacciones que vuelven a descontrolar todo el organismo.
Mercadotecnia o no, este mes entrante está marcado por múltiples tonalidades de rojo, cientos de flores, y miles de neurotransmisores, listos para desencadenar las mejores sensaciones en aquellos que acepten entregarse a Eros, para los que no, solo resta ver.