Por Salvador ESPINA
CHOLULA.- El 2022 fue un año duro y lleno de cambios derivados de una continua, aunque decadente pandemia, en la que estamos empezando a combatir las consecuencias de esta, así como para intentar recobrar la normalidad perdida ya desde hace un par de años.
Prácticamente, con el fin del 2022, tuvimos un par de noticias que causaron revuelo por el significado y trasfondo histórico y simbólico que estas tienen. Ambas fueron las pérdidas de dos grandes hombres en sus respectivos campos y como seres humanos. Uno fue el líder de la religión más grande del mundo, y el otro es la leyenda más grande del deporte y espectáculo más importante del mundo.
Estos hombres son S.S. Papa emérito Benedicto XVI y Pelé. ¿Por qué tiene relevancia para el mundo estas noticias de cara a un nuevo año? En la opinión de su servidor es en la perdida de símbolos y ejemplos de vida positivo que han recordado a generaciones completas ciertos valores que abonaban a la trascendencia del ser humano y al bien común.
Por el lado del Papa, la Iglesia Católica y la teología pierden una de las mentes más brillantes e iluminadas de las últimas décadas. Acercando a la gente y la fe desde la razón, algo que sin duda, es sumamente complicado en una época de relativismo como en la que vivimos. Dejó pensamientos, encíclicas y documentos que no solo han aportado al estudio de la religión, sino que han sido reflexiones atesoradas por filósofos y teólogos de todas las formas de pensar y creer.
Mientras que desde el tema de lo que representa el mítico Pelé, no solo para el mundo de la pelota, sino para el mundo del siglo XX y el actual, es de gran trascendencia desde muchos aspectos. El fútbol al ser el deporte más popular del mundo, este llega a todos los rincones del mundo y casi cualquier persona puede acceder a él. Por ello, la imagen de O´Rey ha sido sinónimo de todo lo bueno que debe ser el fútbol llevándolo hasta su último día como embajador de buena voluntad tratando de demostrar a la gente que las batallas y malentendidos se arreglan en la cancha, puesto que en la vida la arma más poderosa es el amor.
Sin duda, las personas extraordinarias siempre dejan huella y marcan vía, estos dos lo hicieron a su modo, tocando el corazón de las personas desde sus virtudes y enseñándonos a soñar en ser lo mejor que podemos ser y de ello hacer un mundo mejor.
Una cosa es segura, que ellos, a pesar de tener enormes problemas desde niños, lograron dar testimonio de lo mejor que tiene el ser humano para las próximas generaciones y, que a nosotros, en un mundo donde nada vale nada y todo parece estar condenado, con ejemplos como estos podemos aspirar a dejar un mundo un poco mejor y más humano del que nos tocó recibir.