Editorial
Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ
CHOLULA.- Escucha la voz del señor cuando él ponga el final, en el mundo y los que en él habitamos, estamos viviendo tiempos de angustias, dolor y muerte, el llanto, la maldad no ha disminuido “consecuencias de la desobediencias y rebeldías”. Trataré sobre vosotros espada vengadora en violación del pacto; y su buscaréis refugio en vuestras ciudades yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo. Levítico 26-25.
Los hombres han endurecido sus corazones, no desea escuchar, no desea hacer lo bueno, todo lo contrario, menospreciando el buen camino haciendo lo malo, haré con vosotros esto enviaré sobre vosotros terror, exterminación y calentura consistiendo los ojos, atormentando el alma, si en estos casos y cosas, no oyereis el volverá a castigarnos por vuestros pecados. Mi señor tal parece que ha puesto su rostro contra nosotros, heridos de muerte entre las naciones y pueblos. La soberbia y orgullo del ser humano ha sido debilitado y roto, la fuerza del hombre se ha consumido en vano, no quiere oír. Las plagas que padecemos son graves por vuestros pecados, ahora vuestros caminos son desiertos, la pestilencia entre nosotros, el pan de cada día escaso, hay hambre, comeréis y no os saciaréis, las imágenes serán destruidas; la tierra descasa gozando días de reposo, los hombres han tropezado los unos con los otros, huyendo del coronavirus, somos perseguidos y no poder resistir del enemigo invisible, que sigue adelante consumiendo al hombre, ahora ha decaído porque anduvieron en oposición, ¡hombre humillante ante dios! Y reconoce los pecados, el señor se acordará de su pacto con el hombre, habrá reposo, porque consumido es el hombre y devorados fuego ardiente de peste amarga, dentro de las cámaras hay espanto del niño, del joven, como el hombre cano, ha cesado de entre los hombres la memoria, están muertos; ojalá seas sabio y comprendas esto que está presente el coronavirus date cuenta el fin que nos espera
El día de aflicción esta pro terminarse “mi señor vive para siempre”, clamad pueblos y naciones a dios que hizo los cielos y la tierra; nuestro dios envió la pandemia desde la mañana, tarde y noche, muriendo gente del pueblo y naciones, miles y millones, el ángel del señor detendrá la peste, hay señales, hay rumores de guerras pestes, hambres, terremotos en diferentes lugares del mundo. El que habita al abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del omnipotente, diré yo a Jehová: Esperanza mía, y astillo mío; mi dios, en quien confiaré, él me librará del lazo del cazador, de la peste destructora, con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad, no temerá al terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya, caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tú morada, pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tu caminos, en las manos te llevarán, par que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás, hollaras al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré, lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre, me invocará y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia, lo libraré y glorificaré, lo saciaré de larga vida, le mostrare mi salación. “Dios nos ama”.