Por Nancy LUNA
SORCIA.- En 1839, la Corona de Adviento se utilizó por primera vez. No obstante, esta tradición tiene raíces que vienen desde los siglos IV y V.
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol. Con esto, la deidad regresaría con el fin de brindar luz y calor a lo largo del invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta práctica para la evangelización; partían de sus costumbres para enseñar la fe católica.
Adviento es una palabra que deriva del latín adventus, término que significa “llegada”. De acuerdo con Christianity, algunos relatos históricos señalan esto como una tradición eclesiástica que surgió en torno al siglo IV y V. La misma fuente apunta que, pese a lo anterior, la mayor parte de esta herencia cultural viene de la Edad Media y del siglo XIX, siendo en 1839 el tiempo en que apareció,
por primera vez, la Corona de Adviento.
Para la tradición cristiana, simboliza el tiempo que va pasando, con su aparente monotonía, que se rompe con la venida esperada del Señor de la Historia, Jesucristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre, dando paso al tiempo de Navidad.
Las ramas verdes simbolizan, por su color, la esperanza que debemos tener en la venida del Señor.
Las cuatro velas, encendidas una a una cada domingo de Adviento, simbolizan la luz de la fe, que se llena de alegría con la llegada del Señor.
Las cuatro velas, encendidas una a una cada domingo de Adviento, simbolizan la luz de la fe, que se llena de alegría con la llegada del Señor.
Los colores de las velas hacen referencia a los colores litúrgicos:
Morado: simboliza el espíritu de vigilia de este tiempo… «estad preparados».
Verde: simboliza la esperanza.
Rojo: simboliza la alegría por la cercanía del nacimiento de Jesucristo.
Blanco: es el color de la presencia de Dios.