* Muchos visitantes platicaron con sus seres queridos del más allá
Por Epigmenio ROJAS CASTRO
SAN ANDRÉS.- Melodías como “Amor Eterno”, “El Rey”, “Mi Querido Viejo”, se escucharon al interior del panteón de la cabecera municipal, en donde miles de personas se dieron cita para visitar a sus seres queridos, dejarles un ramo de flores, una veladora, y dedicarles minutos para platicar con ellos, sobre todo luego de 2 años de no haber podido acudir a visitarlos, el 2 de noviembre, fue un día de fiesta.
A muy temprana hora del pasado miércoles, las puertas del panteón fueron abiertas, y los primeros visitantes que ya aguardaban pacientes el momento, pudieron ingresar, notando que el cementerio lucía limpio, los andadores en buenas condiciones y las tumbas sin hierba, así cada quien fue al sepulcro de su ser querido, empezando a percibir el aroma de la flor de muerto, que iba pintando el escenario con su peculiar color amarillo, combinado con el de otras flores, como el terciopelo, la nube, gladiola y otras variedades de flores.
Todo mundo se saludaba de manera cortes, algunos se detenían para abrazar al amigo, conocido o familiar, e intercambiar algunas palabras y seguir con su actividad.
Se empezaron a escuchar notas musicales, lo mismo de una marimba, que de la guitarra o de un mariachi, los trovadores ya estaban junto a una tumba, en donde los deudos cantaban las melodías de quien ya no está a su lado, pero no olvidan, melodías como “Amor Eterno”, “El Rey”, “Mi Querido Viejo”, y otras más, las que le gustaban a ese ser amado.
En otros sepulcros, se escuchaba el murmullo de la voz de una mujer, platicaba con su esposo, le comentaba los últimos acontecimientos familiares, lo mucho que le extrañan, incluso algunos les pedían intercedieran ante el creador, para que les haga un favor, sobre todo en materia de salud.
Así fue transcurriendo el día, en el interior del panteón todos colocando las flores, arreglando la tumba.
En el exterior personal de seguridad vial, desviando el tráfico, la calle estaba cerrada, había que ir a dar la vuelta, en el terreno adjunto los puestos de comida y bebida, atendiendo a los clientes, quienes seguían la tradición de ir a degustar algo, al terminar la visita, y con la esperanza de regresar en el 2023, de nueva cuenta.