El Gel Antibacterial

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- Una de las recomendaciones más importantes para prevenir el contagio de coronavirus Covid-19 desde el inicio de la pandemia, es la de mantener nuestras manos limpias, uno de nuestros más grandes aliados, después del agua y el jabón, es por supuesto el gel antibacterial, creado en 1966 por la latina Lupe Hernández en California, que se ha convertido en uno de los productos más demandados a nivel mundial.

La entonces estudiante de enfermería se dio cuenta de que el alcohol en forma de gel podría ser la solución para aquellas personas que no tenían acceso a jabón y agua caliente, una situación más extendida en Estados Unidos en la década de los sesenta.

Así, creó una solución con alcohol de entre el 60 por ciento y el 65 por ciento, producto capaz de matar el 99.9  por ciento de las bacterias de las manos en 30 segundos.

Lupe nació en una localidad rural

Hernández creció en Bakersfield, una ciudad a 160 kilómetros  al norte de Los Ángeles rodeada por las montañas de la Sierra Nevada y el Valle de San Joaquín.

La principal actividad a mediados del siglo pasado de esa urbe, que tiene actualmente más de 300 mil habitantes, era la agricultura, principalmente para abastecer las minas de la Sierra Nevada y el Valle de Owens, según información de la Enciclopedia Británica, aunque la industria petrolera también era muy importante.

En ese entorno, Hernández tuvo la idea de crear un desinfectante de gel para la parte de la población que no tenía acceso a agua caliente.

Patente por casualidad

Al ver que su creación había tenido éxito a nivel local, sobre todo en los hospitales, Hernández optó por registrar su idea como patente.

Según el diario británico The Guardian, el episodio tuvo su punto de azar: la hispana llamó a un número de teléfono sobre inventos que había oído hablar en un anuncio de televisión para registrar su patente.

En ese momento, ni la propia Hernández se podría haber imaginado del éxito que tendría su invención más de medio siglo más tarde por el miedo de la población a contraer el coronavirus, altamente transmitido a través del contacto de manos.