La máquina de coser

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- Aunque muy rudimentaria y sencilla, la primera máquina de coser nace en 1755 de la mano del alemán Charles Fredrick Wiesenthal. Aunque tan sólo se trataba de una aguja con dos puntas y un ojal en el extremo, se considera el origen de este inventó que tanto ha dado al mundo de la moda.

Treinta y cinco años más tarde, en 1790, un ebanista de origen inglés, Thomas Saint, creó una máquina para coser con punto de cadeneta que permitía coser piezas de cuero y velas de barco.

Ya en 1834, el inventor estadounidense Walter Hunt creó la primera máquina de puntada cerrada. El problema es que no la patentó en su momento y su petición fue desestimada por abandono cuando lo intentó años más tarde.

Mientras, otro inventor estadounidense, Elias Howe, desarrolló una máquina que tenía los mismos elementos que la de Hunt y la patentó en 1846. Aunque cabe destacar que, tres años más tarde, Hunt pasaría a la historia por inventar el imperdible.

Isaac Merrit Singer nació en Nueva York en 1811 en el seno de una familia acomodada. El divorcio de sus padres le llevó a abandonar la mansión familiar, acabando los estudios primarios y trabajando en empleos precarios. También encontró en el teatro una forma de ganar un dinero extra. Singer era un joven inquieto que en 1839 consiguió su primera patente, gracias a una máquina para perforar roca.

Los 2.000 dólares de la época que ganó vendiendo la patente los invirtió en su carrera de actor. Creó una pequeña compañía teatral y se fue de gira por los EEUU durante 5 años.

El dinero que había conseguido con su primera patente le motivó para pensar en nuevos inventos y desarrolló y patentó una nueva máquina, esta vez para tallar madera y metal.

Isaac Singer regresó a Nueva York divorciado, casado de segundas nupcias y con 8 hijos. Más tarde, se trasladaría a Boston, donde conocería a Orson C. Phelps.

Phelps regentaba un taller que fabricaba máquinas de coser bajo licencia de John A. Lerow y reparaba máquinas Lerow y Blodgett. Phelps le pidió a Singer que estudiase las máquinas de coser, que todavía eran difíciles de utilizar y producir. Después de 11 días de trabajo y un coste de 40 dólares, en 1851 Isaac Merritt Singer patentó y desarrolló una máquina que podía coser 900 puntadas por minuto, cifra muy alejada de las 40 puntadas por minuto que podía dar una costurera avezada.

Sus principales características eran: una lanzadera recta, un brazo en suspensión, una aguja con un ojo en el extremo más cercano a la tela y un prensatelas que sujetaba la tela estirada sobre un apoyo horizontal. Este último detalle facilitaba la costura en cualquier dirección. Por último la máquina era accionada mediante un pedal. Esto fue toda una innovación porque hasta entonces se hacía a mano mediante una simple manivela.