La escoba

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- Sin duda, este artilugio tiene mucha más importancia de la que pensamos. En todos los hogares hay una escoba desde hace cientos de años, pero, quizás no conoces la historia de la escoba. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos cuál es su origen, también quién la inventó y cómo ha sido su evolución a lo largo del tiempo.

La escoba es un instrumento de limpieza casero, llamado por los romanos virga damnata, por estar destinada al servicio más bajo e inmundo. El poeta hispano latino Marcial le dedica algún que otro epigrama.

Estos escobones, atados a un palo o caña eran manejados por los esclavos para limpiar las letrinas

públicas. También, los retretes de las casas de los ricos. El filósofo Séneca, del siglo I, la describe con detalle en el libro X de sus Epistolae o cartas.

En la fabricación de las escobas más resistentes, se empleaba la retama, el taray o la rama de tamujo, que es como se hacían las utilizadas en la España del siglo XVI y XVII. De 1680, es la pragmática de tasas que regulaba su precio: “Cada escoba de tres ramas de caballeriza, que se llaman del Prado valgan no más de veinte maravedís”.

La escoba era un objeto de uso diario, tan popular como necesario, y no hubo antaño caballeriza que no la tuviera. Miguel de Cervantes escribe: “La Gananciosa tomó una escoba de palma nueva, que allí se halló acaso…”.

Las hubo para diversos fines. Las más habituales eran las que, como en nuestro tiempo, sirven para barrer el suelo y limpiar paredes, hechas de ramas de palmito, taray, juncos, con o sin mango.

En el campo se utilizaba la escoba de acebo, con la que se barrían las hojas, la paja, el estiércol y la leña menuda. Los albañiles del siglo XVIII, empleaban una escoba pequeña sin mango, con la que a modo de hisopazo remojaban la parte de obra que se iba a recibir, o el hueco que se rellena con yeso.

Para el barrido de calles, institucionalizado ya a finales del siglo XVIII, se empleó un tipo de escobón fabricado de ramaje de sarmiento y palmera.

A partir de 1831, la escoba no ha hecho más que evolucionar. Por ejemplo, en 1842, un ingeniero de Manchester, empleó en su ciudad un aparato similar compuesto de una cadena sin fin. A ella iban unidas varias escobillas suspendidas en un bastidor, colocado en la parte trasera del carro, cadena que tomaba movimiento en sentido opuesto al de la marcha mediante un piñón y una rueda de engranaje.

Una de las últimas aportaciones al humilde mundo de la escoba y el escobón ha sido llevada a cabo por la firma italiana Termozeta, que, en 1996, lanzó al mercado la escoba barredora-aspiradora que hace innecesario el recogedor