Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- En realidad, el stop motion no es una técnica de vídeo buscada. Nació, por así decirlo, por casualidad y por accidente. En 1896, durante un rodaje con una cámara del movimiento de carruajes y personas en París, concretamente en la Plaza de la Ópera. Durante la grabación, el obturador se paró y en vez de grabar con normalidad, lo que la cámara registró fue escenas en las que las imágenes que aparecían en ellas cambiaban unas por otras. Pasados unos días, Mèliés intentó realizar ya otras grabaciones de stop motion, esta vez a propósito. Consiguió así convertir mágicamente en imágenes a un hombre en una mujer, y hacer que objetos desaparecieran de repente en pantalla como por arte de magia. Con ello obtuvo un éxito bastante notable. El stop motion no tardó mucho en pasar a la gran pantalla. Las primeras veces que se utilizó fue de la mano de los directores Stuart Blackton y Albert Smith. Ya en 1897 lo utilizaron para animar los juguetes y otros elementos de la película Humpty Dumpy Circus.
A partir de entonces, el stop motion empezó a evolucionar, hasta que este tipo de animación tridimensional tomó dos caminos. Por un lado, está su rama europea, que derivó en el rodaje de películas para el público infantil y otras de artistas independientes. Por otro lado, la tradición hollywoodiense del stop motion, que en muchas ocasiones prácticamente no se aprecia, a pesar de ello, se utiliza en numerosas ocasiones en películas largas, lo que se conoce como largometrajes, en los efectos especiales.
Durante varias décadas del siglo pasado, la animación con marionetas ha estado relacionada con varios países de la zona de Europa del Este. No obstante, fue el propio George Méliès quien ya a principios del siglo XX la empleaba en sus películas. También la usaba un español, Chomón y Ruiz, uno de los pioneros del cine de principios del siglo pasado.
Gracias a la aparición de los dispositivos portátiles, como los tablets y los smartphones, crear un stop motion ya no es algo limitado casi exclusivamente a los estudios de cine. Puede hacerse con un dispositivo móvil en el que tengas instalada una app específica para crear este tipo de vídeos, y con todo tipo de elementos con los que crear las escenas para el stop motion. Por ejemplo, con plastilina, con esta pasta se pueden hacer modelos de los personajes que van a aparecer en el vídeo e ir grabando cada escena y cambiando la posición de los personajes para grabar la acción siguiente del vídeo.
Pueden utilizar marionetas, lo que te quita menos tiempo porque no tendrás que crear tú los personales. Bastará con ir moviéndolas por delante de la cámara y hacer que realicen la acción que quieras en cada momento. En el caso de utilizar muñecos articulados, se debe cambiar su postura para cada fotograma(imágenes que, en una película, se suceden unas a otras. La secuencia de los fotogramas, ante los ojos del espectador, brinda una sensación de movimiento).