Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Secar el pelo mediante una corriente de aire, fue una idea surgida tras los primeros anuncios de la aspiradora doméstica, en la ciudad norteamericana de Racine, Wisconsin, uno de cuyos primeros anuncios se refería a ella, como pneumatic cleaner o limpiador por aire.
De hecho, el mismo electrodoméstico servía para ambas cosas, lo que se recordaba al usuario en un momento de la historia de los electrodomésticos en el que empezaba a introducirse el concepto de multiuso.
Durante más de diez años la compañía fabricante de motores de la ciudad de Racine (Estados Unidos) andaba tras el hallazgo de un motor práctico y eficaz para acoplar a pequeños electrodomésticos, y una vez conseguido no fue difícil aplicarlo a la secadora, combinándolo con la descarga de aire caliente procedente de la aspiradora.
Era natural que la secadora de pelo naciera en la misma ciudad donde se había inventado la licuadora: en Racine. Allí aparecieron en 1920 los primeros modelos de secadora de pelo: el Race, de la Racine Universal Motor Co., y el Cyclone, de la Hamilton Beach, modelos ambos manuales.
Así nació un secador de pelo que funcionaba como tal, aunque con los inconvenientes de ser muy voluminoso y pesado, generar poca potencia y recalentarse pronto y tenía a su favor una cosa: era capaz de dar forma a los peinados, y eso no era sólo algo, sino mucho.
Fue en el 1921 cuando dos empresas de Racin (Wisconsin), la Racin Universal Motor Company y la Hamilton Beach sacaron al mercado los secadores “Race” y “Cyclone” respectivamente. Años antes, patentaron el diseño de la primera licuadora y el motor más pequeño con el que iba equipado este aparato fue introducido en el mecanismo del secador, permitiendo de este modo reducir su peso y el tamaño aunque este motor carecía aún de la potencia suficiente (100W).
A partir de los modelos patentados por Racin, en las décadas venideras se introducirían funcionalidades tan innovadoras como la de poder regular la temperatura y la velocidad del aire. A destacar es el diseño patentado por la empresa Sears-Roebuck en 1951, un secador de mano conectado a una funda de plástico que se colocaba en la cabeza. Su precio de comercialización fue de 12 dólares aproximadamente.
El secador de pelo alcanzaba poco a poco cotas de popularidad, presente en salones de belleza y conquistando paulatinamente muchos hogares. Sin embargo, su público era mayoritariamente femenino y la industria de entonces gobernada por el machismo, por lo que nunca se consideró que este aparato fuese un producto comercial. No fue pues hasta finales de los ’60 y la década de los ’70 cuando el secador de pelo alcanzó la popularidad que se le reconoce hoy en día. ¿La razón? Las modas imponían a los hombres llevar el pelo más largo, y éste fragmento de público empezó a usarlo, haciendo reaccionar de inmediato a la industria.
Desde entonces, miles de modelos invadieron el mercado, con mejoras ergonómicas, más potencia, con líneas formales “más masculinas”, o versiones plegables para viaje y así hasta nuestros días.