CHOLULA.- Se escucha por ahí que el tiempo y los sucesos que se van registrando, lo va cambiando todo, y muchas pruebas se tienen al respecto, y se tendrán más, como el que la modernidad, estará entrando a una de las tradiciones cholultecas que tiene miles de años de venirse desarrollando, como lo es el “Trueque”, esa forma de hacer comercio intercambiando productos que tienen un valor similar, y que en las últimas décadas, se convirtió en todo un atractivo turístico, manteniendo en lo más posible su esencia. Autoridades y participantes, han sido cuidadosos de evitar la contaminación que se llega a dar en algunas tradiciones, al pretender poner el “sello” de un particular o de un grupo de personas, que en muchos casos, solo afectan y dañan la tradición. ¿Será? Se escucha por ahí, que para el trueque que se celebra el “Día 8” de septiembre, cuando en años pasados arribaban decenas, cientos y hasta miles de personas al santuario de la virgen de los Remedios, para venerarla, acción que desarrollaban a muy temprana hora, desde las 6 de la mañana, apenas abrían las puertas del santuario, empezaban a pasar sus devotos provenientes de lugares lejanos, para luego bajar a comercializar sus productos, a intercambiar la mercancía que unos traen y otros necesitan, así como ocurría desde los orígenes de la gran Cholollan. Al paso del tiempo, y sería hace un par de décadas, cuando muchos cholultecas y poblanos, tenían el deseo de participar, y se acercaban a ofrecer algún producto, ropa, calzado, para cambiarlo por ese artículo que les había llamado la atención. Poco a poco, el gobierno municipal, se fue involucrando, poco a poco, no se concretó a dar los permisos y cobrar por los mismos, para que todas esas personas, pudieron ejercer su comercio. ¿Será? Se escucha por ahí, que no faltaron los despistados, que pensaron que ese día podrían cambiar su viejo guardarropa, por artículos nuevos, acción denigrante que de inmediato fue rechazada y hasta prohibida, se trata de cambiar cosas nuevas, por nuevas, de casi el mismo valor, y sin humillar a los “propios” quienes se instalan ahí, en la hoy plaza de La Concordia, anteriormente llamado zócalo, y que en el pasado lejano, era el espacio para intercambiar productos. Hoy, ante los efectos de la pandemia del Covid-19, y el ingenio de comerciantes y cholultecas, quienes no desean que esa fecha milenaria, retomada por los españoles y mantenida por las nuevas generaciones, se ve suspendida de tajo, como ha ocurrido con otras tradiciones, están organizando el TRUEQUE VIRTUAL, evento del que en unos días más, los organizadores estarán dando detalles. Será mediante la tecnología como se busca hacer ese intercambio de productos, tales como frutas de temporada, ollas, cazuelas, vasos, jarros, y otros enseres domésticos en barro, o aquellas canastas, hoy tan necesarias para desplazar definitivamente las bolsas de plástico, canastas elaboradas con varas o de mimbre, o bolsas de mecate o ixtle, o artesanías talladas en madera, artículos para la cocina, como coladeras de todos los tamaños y aperturas, cucharas, palitas, en fin de todo. ¿Será? Se escucha por ahí, que aunque no es parte del trueque, pero se puede generar o bien comprar, porque ese DÍA 8, tiene su platillo especial, que en 99 por ciento de las casas cholultecas, se prepara y disfruta, el llamado “taco placero” o la “cecina cholulteca”, preparada precisamente con cecina asada al carbón, acompañada de rajas de poblano rojo fritas, queso llamado de “Chiautla” o por el precio, alguno otro parecido, el aguacate criollo, (de preferencia) los guajes, las cuetlas, y tortilla, de preferencia “de mano”, que es ya difícil encontrarlas, las hay de máquinas artesanales. Todo acompañado de la bebida de su preferencia, sea un refresco, o una amarguita, o bien un “pulmón” o “néctar de los dioses”. ¿Será? Se escucha por ahí que cada día, son más las combis colectivas, que están presentando medidas sanitarias. Los operadores, conscientes del riesgo que todos corren, por no acatar las medidas, ya usan el cubre-boca, algunos incluso han colocado una especie de cortina de plástico transparente, para quedar de cierta manera aislados de los pasajeros, y solo una perforación para recibir el pago del servicio. Cada inician su recorrido, no solo barren la unidad, sino la lavan y la desinfectan, conscientes de que si no lo hacen, aumenta el riesgo de contagio. Además, a los pasajeros les piden usar el cubre-boca. Lo que sigue siendo complicado, es la sana distancia, puesto que la unidad, es relativamente chica, y ello los obligaría a llevar a unos 6 pasajeros, indicando que con eso, no sacan la cuenta, y mucho menos lo suyo, porque no hay que olvidar que la mayoría trabaja así, paga la cuenta, cantidad que impone el dueño de la unidad, y lo que sobre, es el salario del chofer, quien de eso debe sacar el gasto de la gasolina, pagar la “mordida” cuando lo agarran los “cumplidos” elementos de vialidad, el lavado de la unidad, así como ahora desinfectarla. Y eso es en todo el transporte de pasajeros. Abuuuuuuuurrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.