La derrota dentro de la victoria

Por Salvador ESPINA

CHOLULA.- Las pasadas elecciones del 5 de junio en 6 estados de la República Mexicana sin duda han movida la realidad política del país, e incluso, el panorama de cara a las elecciones de 2023 y 2024.

En este sentido, MORENA se llevó 4 nuevos estados que no tenía (Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas), dejando al partido del presidente lejanamente con más gubernaturas que las que junta la oposición.

Por el lado de la alianza, estos lograron sacar 2 estados (Aguascalientes y Durango) y

haber peleado Tamaulipas hasta el final, en donde se presume hubo incidencia del crimen organizado para que se dieran los resultados conocidos. Además, que, dentro de estos dos estados ganados por la alianza, podemos repartirlos como que Aguascalientes seguirá siendo bastión panista y Durango se vuelve una válvula de escape para el PRI ante su inminente desplome.

En este sentido el balance general de las elecciones pareciese ser interpretativo. Puesto que, todas las dirigencias de los partidos, se levantaron como los mayores ganadores de la jornada electoral. Entonces, las dudas que le surgen a un servidor serían: ¿quiénes fueron realmente los ganadores? Y ¿se puede ganar perdiendo y perdiendo ganando?

La respuesta no es tan sencilla de contestar. Sin duda, en lo general, creo que MORENA es el mayor ganador de la jornada, puesto que, obtuvo 4 nuevas gubernaturas que no tenía y que eran gobernadas 2 por el PAN y 2 por el PRI.

Del lado de la oposición es cierto que, a pesar de haber peleado contra toda la maquinaria del Estado, detuvieron al partido del presidente en dos estados, demostrando una vez más que MORENA no es todo poderoso como algunos de sus seguidores les gusta creer. Pero, es una realidad que, pavonearse de 2 gubernaturas de 6, siendo el PAN y el PRI, no es el resultado que sus historias demandan. Perdiendo el PAN el control de Tamaulipas y Quintana Roo, además que, aunque en Durango ganó la alianza, era un estado que tenía gobernador panista y hoy es emanado del PRI.

Mientras que el PRI no solo se quedó con Durango, sino que perdió 2 estados emblemáticos de su historia como son Hidalgo y Oaxaca, demostrando la verdadera fragilidad del tricolor, así como de la inminente evolución del PRI emigrando hacia MORENA.

Por ello, para 2023, en primer lugar, el PRI vivirá posiblemente su última batalla como partido protagonista en México, jugándose sus últimas dos gubernaturas emblemáticas y bastiones de poder como son Estado de México y Coahuila.

Por el lado del PAN y del PRD es un poco diferente porque deben abonar al freno que se le busca poner al presidente. Y, para el PAN, podría incluso acomodársele para que el candidato al Estado de México sea panista en la figura de Enrique Vargas del Villar, diputado local de esa entidad. Mientras que el PRD continuará su actual pugna por la supervivencia.

Por el lado de MORENA, tiene la gran oportunidad histórica de prácticamente desaparecer al PRI del mapa y expandir su poder rumbo a la elección presidencial de 2024.

Para el 2024 la historia pareciese cuesta arriba para la alianza, pero el éxito de la coalición en esa elección no será mediante la conquista nacional, la cual se ve muy complicada, a menos que se logre conformar una magna coalición en donde participe Movimiento Ciudadano. Sin embargo, creo que el éxito de la alianza en esa elección sería la reconfiguración de un nuevo proyecto de nación comenzando desde las conquistas municipales con buenos gobiernos, que puedan alcanzar algunas gubernaturas y pelear los puestos legislativos en todos los distritos posibles.

El sartén lo tendrá de la mano MORENA, pero en cuanto salga de la ecuación López Obrador, quien tendrá la última palabra de ver si MORENA se va o no del poder es la oposición mediante sus campañas y gobiernos. Ni más ni menos, a futuro, con un buen proyecto, se puede ganar perdiendo en el plano inmediato con miras al futuro a largo plazo.