Por Aldo COSTILLA ROJAS
CHOLULA.- Particularmente, no estoy a favor de abortar. Como particularmente estoy favor de la despenalización del consumo y creación de un marco jurídico que regule la comercialización de las drogas. Y el hecho que no esté a favor de abortar nada tiene que ver con estar en contra de que quienes han tomado esta decisión puedan hacerlo en las mejores condiciones médicas; como tampoco, respaldar la regulación del mercado de las drogas, signifique que las consuma y considere acertado su uso. En el caso de lo narcóticos, se trata de quitarle el negocio a los carteles del narcotrafico y crear empresas que den empleos legales, que paguen impuestos y que deje de haber una estrecha relación entre el crimen y el consumo de drogas.
Sobre el aborto, en primera instancia, mi estructura anatómica y biológica no me permite gestar y aunque pudiera y mi decisión fuera no abortar no es motivo para criminalizar a quienes deciden hacerlo. Es decir, que se decida libremente abortar sin que yo decida hacerlo en mis relaciones personales.
El principio supremo de esta reflexión parte de la libertad y autodeterminación de las personas.
Por poner un caso, miles de agricultores han tenido que sembrar en sus tierras, en vez de jitomate, maíz u otros granos, marihuana y opiáceas. Los jornaleros que por ganarse la vida o por amenaza del crimen labran la tierra para cosechar marihuana podrían desarrollar sus labores dentro de la legalidad y tantos jóvenes dealers condenados a una muerte inminente podrían ser despachadores en establecimientos sin que su vida esté sujeta a una contante amenaza de morir a causa de un balazo.
En otro sentido ¿cuánto dinero circula en el país proveniente de actividades relacionadas al narcotrafico? ¿Y cuánto de esas ganancias fue descontado de impuestos?
Pensemos en la industria del turismo y el porcentaje de recaudación fiscal que representa pero sí esta actividad fuera, por decirlo así, ilícita, no se contaría con los impuestos que aporta. En perspectiva, si se legaliza la comercialización d ellas drogas, los impuestos crecerían mucho. Con este dinero se podría fortalecer el sistema de salud o bien generar políticas públicas y programas de atención a adictos, quienes dicho sea de paso son muchos y no son atendidos por el Estado.
Retomando el aborto, este seguirá ocurriendo en la clandestinidad. El tema es que ocurra bajo las mejores condiciones médicas y legales, para que quienes decidan hacerlo lo hagan con más información y con apoyo psicológico. Podría pensarse que si abortar se convierte en una decisión más razonada se reducirían los riesgos y la mortalidad de quienes lo practican.
Aprovecho para invitar a los lectores a seguir mis próximas colaboraciones, en las cuales estaré entrevistando a personajes y liderazgos destacados de la vida pública cholulteca.
Escríbenos tus comentarios al correo aldo.cora96@gmail.com y a Twitter @aldo_costi.