Por Juan Manuel ZACATELCO
CHOLULA.- Ahora que la OTAN dice ser muy humanista hay que remembrar algunas cosas. El 24 de febrero de 2022, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó a sus tropas bombardear e invadir Ucrania. Es la primera gran agresión de este tipo en Europa desde el desenlace de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y el fin de la dictadura de los nazis en Alemania.
Ucrania es un país grande, donde casi la mitad de la población tiene como lengua materna el ruso y se sienten vinculados a Rusia. Aprovechando una crisis política en Ucrania en 2014, con manifestaciones y violencia callejera, Vladimir Putin ordenó a sus tropas invadir de forma anónima (sin uniforme) la península de Crimea, que formaba parte de Ucrania. También impulsó levantamientos en dos provincias fronterizas con Rusia (Donetsk y Lugansk), que convirtieron esa parte del país en una zona de guerra durante muchos años. Los intentos de acuerdo en la ciudad bielorrusa de Minsk no sirvieron de mucho. Durante años la tensión entre los dos países fue creciendo. Rusia acusó al gobierno ucraniano de ser ilegal y de apoyarse en la ultraderecha. Paradójicamente, es Putin quien se ha convertido en un modelo para la ultraderecha en Europa y el mundo. Con el tiempo, Rusia incrementó la presión y llevó a sus ejércitos a la frontera con Ucrania. Hasta el 24 de febrero, cuando se ha decidido a lanzar sus tropas desde diversos puntos de la frontera, bombardeando ciudades, aeropuertos y vías de comunicación. ¿Por qué Vladimir Putin no ha aceptado el camino de independencia y soberanía de Ucrania? Para muchos rusos, Ucrania sigue siendo un territorio muy ligado a ellos, algo que también piensan muchos ucranianos. Pero los rusos también consideran a Ucrania un “hermano menor”. No aceptan que los ucranianos puedan dirigir sus propios destinos y decidir lo que quieren. Vladimir Putin y parte de los políticos rusos están acostumbrados a la idea de ser un imperio. Para ellos, representa una humillación que Ucrania siga su propio camino en la política internacional. Esta parte aparentemente no es comprensible para muchos mexicanos… pero ¿No es lo que hemos vivido permanentemente con U.S.A.? Desde la entrega de Texas, California etc. pasando por Juárez con el tratado Mc Lane-Ocampo, el entreguismo de Santa Anna inclusive llegando a nuestros tiempos con la abyecta sumisión de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón que como comentario al calce su refinería de US$620 millones es solo una barda, y que decir de Zedillo que destruyó la red ferroviaria nacional para beneficiar a la empresa norteamericana donde actualmente labora. Cuantos mexicanos inclusive Cholultecas extrañan la estación y los trenes en su comunidad. Para mí eso es sumisión y no solo un conflicto como el de Rusia-Ucrania y regresando al sarcasmo del inicio, la OTAN solo cuida los intereses norteamericanos. ¿Coincides conmigo? Hasta que nos veamos de nuevo…