Por: Jorge GÓMEZ CARRANCO
CHOLULA.- Hoy en día encontramos una fuerte resistencia al avance de las mujeres y a la transformación de roles de género, porque el espacio local es representativo de los más bajos porcentajes de participación de las mujeres en cargos de gobierno y escenarios de discriminación y violencia contras las mujeres que deciden incursionar en los mismos.
La perspectiva de género en las políticas públicas locales facilita una nueva forma de mirar y pensar los problemas, las necesidades y demandas, los procesos sociales y los objetivos del desarrollo local; que articula eficiencia y bienestar, que se abre a la inclusión de la diversidad social y que alienta a la liberación de las energías sociales para mejorar equitativamente la calidad de vida de las comunidades.
El municipio indispensable para un auténtico federalismo es uno de los grandes desafíos para garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres y la igualdad de género, donde el gobierno como la sociedad civil debe asumir con responsabilidad.
Considero que se deben impulsar más acciones de intercambio y formación de redes estratégicas con instancias de la mujer en las entidades federativas y en los municipios. Orientadas a eliminar la discriminación y asegurar el ejercicio pleno de los derechos en todas las localidades, por ejemplo, elaborar proyectos de sistematización de información, de investigación y experiencia sobre la participación de las mujeres en los gobiernos municipales y sus respectivas juntas auxiliares para poder reconocer los avances y ventanas de oportunidad que debemos replicar y expandir, otro ejemplo sería crear planes municipales para la igualdad de oportunidades y prácticas exitosas reconocidas.
Los resultados de las elecciones del pasado domingo 23 de enero donde se renovarían las trece juntas auxiliares del municipio, nos arrojó en los resultados una desproporción en la paridad de género, pues de las trece juntas auxiliares, ganó el hombre y ninguna mujer, a pesar de que sí se inscribieron y contendieron mujeres, ellas no corrieron con la misma suerte de ganar al menos una junta auxiliar. Sabemos que los rezagos son muchos y que de ellos se advierte un cambio difícil, la transformación cultural sobre la que descansa la equidad de género no sucede inmediatamente e incluso es amenazada por la persistencia de prácticas y liderazgos tradicionales como: el patriarcado, el machismo, la corrupción y los actos antidemocráticos.
Todo gobierno ya sea federal, estatal, municipal son producto de la alternancia política en contextos de fuerte competencia electoral, muestran variables pero muchas veces significativos en relación con algunas dimensiones vinculadas con lo que puede ser definido como buen gobierno local; la perspectiva de género, igualdad de oportunidades, acción afirmativa, equidad entre los géneros, ciudadanía de las mujeres, representan una sustancial innovación conceptual y practica en comparación con la anterior y la larga tradición de asistencialismo y paternalismo hacia las mujeres.
Las políticas públicas locales de equidad de género han cosechado los logros de las múltiples luchas de las mujeres a lo largo de más de un siglo, a la vez que asumen el reconocimiento de las desigualdades y discriminaciones que aún sufren ellas en la diversidad del mosaico municipal. Todo lo logrado y todo lo que falta por avanzar, son las dos caras de la moneda de la innovación en materia de género.