Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Muchos piensan que la paleta navideña es un legado de los victorianos ingleses pero Spike Bocklow, del Instituto Hamilton Kerr de la Universidad de Cambridge, cuestiona esta creencia.
Durante los últimos tres años ha estado investigando la historia de los coros altos de algunas iglesias inglesas y tiene otra teoría sobre quiénes establecieron los códigos de color de la navidad.
Hoy en día se usan muchos colores para celebrar la Navidad, pero hay dos que siguen siendo los básicos: el rojo y verde profundos.
Es por eso que plantas como el ilex aquifolium, conocida como acebo común o muérdago, y la euphorbia polcherrima, o Flor de Nochebuena, son tan populares en esta época.
Esos colores están en nuestra psique debido a los victorianos, pero estaba en el psique de ellos debido a las pinturas medievales que todavía se pueden ver en los coros altos de las catedrales que fueron decorados en los siglos XV y XVI.
Llegaron ahí por la relación entre colores y materiales que notaron los alquimistas y astrólogos que precede al Cristianismo
Sin embargo, la razón de esto es lo que todavía no se sabe a ciencia cierta. Por una parte, el científico afirma que podría ser simplemente porque eran los pigmentos disponibles; sin embargo, también podría tener una carga simbólica que era conocida en aquella época y que los ingleses pudieron adoptar perfectamente, posiblemente relacionada con el tema de la separación, ya que esos paneles se utilizaban para dividir el altar de la congregación y se pudo tomar como una referencia a que la Navidad marca el comienzo de un nuevo año.
También hay otra teoría de otros expertos que relacionan el uso del verde y el rojo con la época medieval, una que tiene que ver con las obras de teatro religiosas que se organizaban en festivales públicos a finales de año para quienes no podían leer la Biblia.
Una de las más famosas era la de Adán y Eva, donde se utilizaba un pino verde (por la fecha ya los árboles no tenían hojas) y manzanas rojas para dramatizar el relato bíblico.
Hay quienes se van más atrás y afirman que el origen está en las Saturnales de los romanos (217 a.C aproximadamente), una fiesta pagana (que luego la Iglesia combatiría) que se realizaba en honor a Saturno entre el 17 y 25 de diciembre y donde se utilizaba acebo para decorar; o en los antiguos celtas, quienes utilizaban el color verde (aquí no se explicaría el uso del rojo) para celebrar el solsticio de invierno (no la Navidad propiamente pero, de nuevo, se relaciona con la idea de fin y comienzo), ya que lo relacionaban con el acebo, una planta que es capaz de mantenerse siempre verde durante la temporada fría y embellecer al mundo durante el invierno.