Por Octavio RODRÍGUEZ FIGUEROA
Hasta Aquí Creció la Milpa
CHOLULA.- Se termina el año; un año azaroso, difícil y agresivo para los mexicanos y para toda la humanidad. Tal vez sea el principio de un futuro incierto para las nuevas generaciones. Las fiestas de fin de año, vienen a paliar un poco, lo que ha sucedido y se olvida la importancia de lo que está pasando, pero solo es en el puente “Guadalupe- Reyes”, cuando fijamos la atención en otras cosas superfluas, que también son necesarias para todos.
Habrá que darle duro a las piñatas de siete picos, que representan los siete pecados capitales y desahogar la tensión que ha producido el COVID 19. Después habrá tiempo para pensar en el presente y lo que posiblemente pueda suceder en el futuro.
Las grandes potencias, que originalmente peleaban con armas mecánicas, después con invasiones de capitales, hoy, como que tienden a pelear mediante la siembra de virus o bacterias. Digo esto, porque bien a bien, no se ha aclarado el origen del reciente contagio que ha causado muchas muertes. Y ni siquiera una disculpa se ha emitido, por este mal, que ocasionó más muertes que una guerra.
cuando la vida aprieta, la voluntad aprieta
Ojalá no sea lo que algunos imaginamos, pero ante el crecimiento demográfico y la disminución de recursos, sobre todo de los no renovables, es posible que maléficamente algunos países poderosos, traten de prolongar su existencia, mediante el control de alimentos, medicinas, agricultura, etc. como trata de hacerlo MONSANTO.
Es decir, controlar y cambiar la naturaleza de acuerdo a sus intereses y entre esto, controlar la densidad humana, donde solo viva quien sirva a sus propósitos. Y no es que sea fatalista, pero como se están dando las cosas, todo es posible. Recordemos que un virus, mata más gente que un ejército y es más económico. Una guerra de ese tipo, sería el fin. Ojalá no.