Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Cada 01 y 02 de noviembre, en México se celebra una de las tradiciones más originales y llenas de color: el Día de Muertos.
Con calaveras de azúcar, comidas que se prolongan durante toda la noche en el panteón, celebraciones que recuerdan su origen prehispánico y ofrendas donde el papel picado multicolor y el cempasúchil son protagonistas, el Día de Muertos es una celebración considerada Patramonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que es motivo de admiración en todo el mundo.
El origen del Día de Muertos se remonta a las tradiciones de los pueblos prehispánicos de México y su forma de comprender el mundo. En las regiones nahua, maya, zapoteca y mixteca como en toda Mesoamérica, la idea de que la muerte es un proceso natural que consiste en abandonar este plano terrenal y transitar hacia otra región del universo dio forma a distintas creencias y celebraciones, enfocadas tanto en el camino del difunto a través del inframundo, como en la adoración a los dioses que custodian el espacio más allá de la vida.
A diferencia de la noción cristiana, las culturas prehispánicas consideraban que el destino último de cualquier persona después de la muerte no dependía de su moral y comportamientos, sino de la forma en que había fallecido.
En la cosmovisión nahua, los muertos por causas naturales iban al Mictlán: el inframundo y uno de los planos verticales del Universo compuesto por nueve dimensiones, las mismas que tenía que pasar cualquier difunto para llegar a su último destino. En la cultura maya, el Mictlán recibe el nombre de Xibalbá y en ambas es necesario cruzar un río subterráneo con un xoloitzcuintle, además de librar distintos niveles.
El Día de Muertos después de la Conquista
Con el sincretismo entre la cultura occidental de los conquistadores y el pensamiento prehispánico de las culturas antiguas, la tradición de honrar a los muertos en México dio sus primeros pasos para convertirse en lo que hoy llamamos Día de Muertos.
La tradición cristiana del Día de Todos los Santos (celebrada originalmente el 1ero de noviembre) adoptó elementos de los rituales y el culto a la muerte de los pueblos nahuas, mayas, zapotecas y mixtecas, dando como resultado una celebración heterogénea que tiene como protagonista la memoria de los muertos y se celebra de distintas formas en cada región del país.
El Día de Muertos en el México moderno
Las calaveras literarias surgieron a finales del siglo XIX y rápidamente ganaron fama como una crítica popular y repleta de ironía. Tras el fin de la Revolución Mexicana, el Día de Muertos se consolidó como una celebración oficial y fue impulsada como una tradición que fortaleció los valores nacionalistas e identitarios de los proyectos posrevolucionarios.