Por Nancy LUNA
CHOLULA.- Dentro de la gastronomía mexicana, el chamoy es un producto que particularmente destaca. Su sabor ácido y picante lo hace un gran acompañante de botanas, frutas y helados. Por su gran popularidad resulta sorprendente que su muy probable origen no sea mexicano sino… ¡chino!
Rachel Laudan, una importante historiadora de alimentos, explica que, el chamoy, como hoy lo conocemos, pasó por un proceso de cientos de años. En palabras simples, lo define como una representación mexicana del see mui, una especie de durazno seco y salado de China, pero también le encuentra una inspiración en el umeboshi japonés, un tipo de chabacano salado.
Aunque no se conoce con precisión cuándo llegó el see mui a México, se cree que vino con el comercio de especias, seda y plata entre China y la Nueva España, que se practicaba desde los años de 1560.
Pero, ¿cómo llegó a esta conclusión Laudan? Su descubrimiento fue gracias a su propia experiencia de vida, ya que primero vivió en Hawái, donde conoció las semillas de see mui. Después, se mudó a México a mediados de 1990, donde realizó su hallazgo. En sus propias palabras “see mui es pronunciado see moy que suena como chamoy. México reinventó el chamoy como una salsa y dulce con chile”.
Ahora bien, la popularidad y alcance a nivel nacional del chamoy se le debe a Dulces Miguelito al ser la primera compañía en realizarlo a escala industrial en los años de 1970; sin embargo, con su industrialización su fórmula se alejó de lo natural para predominar lo artificial. Fue transformado para hacerlo más rentable.
Además de modificar su sabor, al chamoy, también se le ha dado tres presentaciones comunes. Sólida, que muchas veces sirve como cubierta para manzanas; en polvo, usada como chilito o insumo para bebidas u otros productos; y líquida, que es la más popular, donde su textura varía de acuerdo a los ingredientes con los que está formado.
Laudan menciona que los asiáticos migraron a México en 1560 en barcos españoles y que intercambiaban seda y especias chinas por metales. Laudan también descubrió la herencia China en Hawaii, pues existen semillas hermanas del prunus. La semilla, conocida como see mui llegó a Hawai con los trabajadores chinos de las plantaciones en el siglo XIX. Y si prestas atención, see mui suena como ‘chamoy’.
El chamoy se propagó en gran parte gracias a una marca mexicana que comenzó a producir en masa en 1970.