Por: Dr. Omar Josué ROJAS VÁZQUEZ
CHOLULA.- Ningún mar en calma ha hecho experto a ningún marinero, la actual pandemia ha forjado algo más que gran carácter en los profesionales de la salud, ha puesto bajo los reflectores la gran verdad que tanto nos inculcaban en las aulas, la medicina es basada en evidencias, o no es.
El ejercicio de la medicina hoy en día no es solamente poner en práctica lo aprendido al compás de las olas en el mar de la universidad, el aprendizaje, al igual que el curso de un barco, se debe actualizar constantemente, sin perder nunca el norte, sabiendo diferenciar el firmamento del horizonte.
Como en toda travesía habrá vendavales que cimbren el curso de unos, la actual crisis es un huracán que está arrasando en su tercera ola con los remanentes del sistema de salud, la única esperanza es que amainen las aguas para poder reconstruir, la utópica idea de reestructurar el sistema de salud, aunque perfecta, se divisa en un horizonte sumamente lejano.
La única reestructuración posible y viable pareciera ser la del ejercicio personal de la medicina, y la enseñanza de la misma, no dejando que corrientes ajenas al método científico, desvíen el camino de la más noble de las ciencias, no son los remedios caseros, ni la homeopatía, ni la herbolaria los que van a sustituir la evidencia científica, es tiempo de darle el lugar que corresponde al trabajo de investigadores, clínicos y científicos, va siendo hora de que algo de luz aparezca en el horizonte, donde aún se divisan tormentosos días.
No podemos esperar que este mismo año suceda una transición en el modelo educativo, o en el de atención, operacional y administrativamente seguimos anclados a un arcaico pero funcional sistema que se sostiene con tela adhesiva y buenas intenciones, la transformación total, si es que puede suceder la personal, tomará un poco más de tiempo, sin embargo, durante esta pandemia se ha visto catalizada a una velocidad fugaz, no queda más que la aplicación de los conocimientos adquiridos y la transmisión de estos a los estudiantes, quienes también se ven inmersos en una catarsis nunca antes vista en el último siglo, debemos buscar toda la luz posible en este apocalíptico escenario, es nuestro deber divisar el horizonte al final de esta tormenta.