Por Nancy LUNA
CHOLULA.- Los primeros indicios se remontan al antiguo Egipto, donde se han encontrado jeroglíficos que muestran figuras masculinas con una especie de bolsa atada a la cintura. Se cree que se utilizaba para llevar las semillas en las plantaciones, o en el caso de los cazadores, para llevar sus presas. También hay esculturas que evidencian el uso de este accesorio.
La siguiente información que se tiene data del s. XIV, época en la que se hicieron populares unas pequeñas bolsas de cuero que se cerraban gracias a un cordón. Se usaban indistintamente por hombres y mujeres, aunque con finalidades distintas. El hombre para llevar dinero y las mujeres para hacer gala de su estatus social en función de los bordados y adornos que lucieran sus “bolsitas”.
Entrado el S.XVI, con la exagerada moda isabelina, entre los más adinerados las bolsas pasarían a esconderse entre los pliegues de las faldas, lo que se cree pudo ser la primera aparición del bolsillo. Los viajeros y aldeanos, en cambio, se cruzaban una amplia bolsa sobre el pecho.
Fue a partir del s.XVIII cuando se establecen los orígenes del bolso tal y como lo conocemos hoy en día. La moda se simplificó: se redujo la cantidad de tela y se adoptó una moda de silueta más simple. Ya era imposible ocultar las pertenencias en el escote o entre los ropajes. Así apareció el llamado “retículo”, “indispensable” o “balandrán”, y bautizado irónicamente como “ridículo”.
Estos bolsos se elaboraban en tela y podían ser bordados o muy decorados; a mayor cantidad de adornos mayor estatus social. De hecho, era condición indispensable en el look de toda mujer para poder ser considerada para el matrimonio.
A partir de entonces, el bolso ha sido un atuendo cuya forma y diseño ha ido variando de acuerdo a las necesidades de la mujer y a merced de los vaivenes de la estética del momento. En aquel momento, las damas ya no podían pasar por alto la comodidad de llevar con ellas el abanico, el perfume o los polvos para retocarse. Las necesidades del hombre, en cambio, eran distintas y comenzaron a utilizar únicamente el bolsillo para llevar dinero.
Llegada la industrialización y con la aparición del tren, las necesidades volvieron a cambiar y así surgió el equipaje de mano. Ya era más que evidente que, en el imparable ascenso del accesorio perfecto, el bolso había cautivado el corazón de todas las mujeres.
El bolso en el siglo XXI están confeccionado con nuevos materiales dando lugar a una serie de bolsos para los que es más importante el diseño que los materiales en sí.
Utilizan determinados materiales para hacer un llamamiento una sociedad destructiva, es el caso de los llamados materiales ecológicos o incluso los reciclables.