Por Nancy LUNA
CHOLULA.- Hoy utilizamos a diario este producto de belleza como algo totalmente normal pero, ¿sabes quién inventó el desodorante? Los egipcios, en la Edad Antigua, ya utilizaban baños aromáticos y empleaban aceites perfumados para disfrutar de buen olor corporal, pero no fue hasta el siglo XIX cuando comenzó la fabricación de desodorantes utilizando métodos experimentales y científicos. La empresa MUM, en 1888, revolucionó el mercado con la creación del primer desodorante de la
historia. La eliminación del olor corporal ha sido un deseo y una conquista que se remonta la Edad Antigua, aunque no ha sido un hecho constante a lo largo de la historia. Los egipcios, entre muchas pruebas y experimentos, observaron que eliminando el vello de las axilas reducían notablemente el olor corporal. Los griegos y los romanos obtuvieron desodorantes perfumados basados en las antiguas fórmulas llegadas de Oriente a través de Egipto. Se basaban en maceraciones de aceite, extracto de plantas, aloe, mirra y resinas vegetales principalmente.
Pero durante gran parte de la historia del hombre, además de realizarse baños de manera frecuente y regular, los únicos desodorantes utilizados eran los perfumes, que sólo servían para enmascarar un olor con otro más potente y sólo de una manera pasajera. La costumbre de bañarse y además utilizar perfumes se extendió desde Oriente por toda Europa.
En el viejo continente, en la Alta Edad Media, sólo las clases altas, nobles y comerciantes se bañaban con cierta frecuencia y sus mujeres se lavaban, perfumaban y arreglaban sus cabellos en locales especiales.
La Edad Moderna trajo un cambio radical en el aseo personal y en las costumbres higiénicas. Se habían perdido todas las influencias y enseñanzas médicas venidas de Oriente. Los médicos del siglo XVI creían que el agua caliente, sobre todo, debilitaba los órganos y dejaba el cuerpo expuesto a la influencia de los aires malsanos.
Pensaban que sus efectos penetraban a través de los poros de la piel y así transmitían todo tipo de males. Incluso se difundió la idea de que una capa de suciedad era la mejor protección frente al ataque de las enfermedades. El aseo personal debía realizarse ‘en seco’ y solamente con una toalla limpia frotando las partes más visibles del cuerpo.
Fue en 1888 cuando la casa MUM dio por fin con una solución a los problemas del olor de las axilas. Un desconocido inventor de la ciudad estadounidense de Philadelphia creó entonces una cera pastosa a base de óxido de zinc con un ligero efecto antibacteriano. Los primeros desodorantes no se empleaban únicamente para combatir el mal olor en la zona de las axilas, sino también, de los pies. Además, se buscaba que mediante el uso de la crema antibacterial las costosas medias de seda de aquella época aguantasen más tiempo. Las mujeres también empleaban la nueva crema durante la menstruación. Desde entonces, MUM y por métodos científicos, ha ido mejorando sus desodorantes y actualmente presenta un amplio abanico de productos capaces de poner fin al olor corporal de manera agradable y eficaz sin efectos secundarios.
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