Por Salvador ESPINA
CHOLULA.- Una vez más venimos como cada 3 años a platicar de elecciones, candidatos y partidos políticos que pareciese ser algo recurrente, y que incluso ya nos acostumbramos. Sin embargo, en esta ocasión tenemos factores que hacen interesante esta contienda, en especial la presidencial
Uno de ellos es la suigéneris candidata del Frente por México encabezado por el PAN, PRI y PRD. Pues Xóchitl dista mucho de lo que un candidato panista nos tiene acostumbrado y, que, por ello, preocupa al presidente de la república y su recién nombrada corcholata.
De esto he hablado en columnas anteriores. Hoy creo que es importante voltear a ver a un fenómeno igualmente peculiar y lo que puede significar.
Del fenómeno que hablo es el del actor y productor Eduardo Verastegui quien hace unos días se registró como aspirante para ser candidato independiente a la presidencia de México, y en donde ahora debe buscar maso menos un millón de firmas ciudadanas para poder aparecer en la boleta. Pero ¿por qué es relevante esta aspiración de candidatura?
Lo interesante de esta propuesta son las ideas y la forma de gobernar que busca, pues él se autodenomina como conservador y de derecha al estilo del partido republicano en Estados Unidos, Vox en España, o como otros políticos como Javier Millei en Argentina (y que tiene grandes chances de ganar esa elección), Jair Bolsonaro en Brasil que ya fue presidente o José Antonio Kast en Chile quien igualmente fue candidato.
Él pertenece a esta nueva ola de políticos de derecha que buscan principalmente abanderar, la llamada por ellos, “batalla cultural”, que busca recobrar y perpetuar los valores y estructuras sociales clásicas y naturales que las corrientes liberales y de izquierda progresista actuales han querido destruir. Esto aludiendo principalmente a la ley natural, la religión cristiana y los valores occidentales que de ella emanan.
Si bien, la pluralidad política de ideologías es importante y valido, siempre que no atente contra la dignidad de las personas, este caso se vuelve angustiante por la forma en que sus seguidores están radicalizando y volviendo un cúmulo de valores buenos en un medio utilizado de manera pragmática para tener votos conservadores y religiosos. Esto lo digo porque se han visto comentarios de personas que lo apoyan en redes sociales que incluso lo denominan el “candidato de Dios” cayendo entonces en un mesianismo populista al estilo de los populismos de izquierda que supuestamente odian, demostrando una vez más que los extremos se tocan y son semejantes en ciertos detalles.
Otro aspecto es que, en el PAN, ha encontrado el mayor de sus blancos de críticas, cuando, en teoría, es con quienes hay más afinidad ideológica, y que le cierra entonces más puertas para hacer algún bien. Pues, incluso, en el casi imposible hipotético que fuera presidente, no tendría ningún aliado para poder hacer gobierno y pasar sus iniciativas.
Es entonces que veo grandes problemas en esta aspiración, por ejemplo, por la incapacidad de movilización política de su equipo, así como de la radicalización de su movimiento que le alejaría de votantes medios, y por qué no, decir que es muy cuestionable su falta de experiencia y propuesta a los problemas de México, pues, su único tema es el de vida y familia.
México necesita políticos y movimientos valientes que defiendan los valores y libertades fundamentales porque esos valores representan a muchos mexicanos, sin embargo, se necesita que sea mucho más incluyente y estratégico para que tenga éxito y realmente busque el bien común de la forma en que la misma Doctrina Social de la Iglesia demanda.