Por: Aldo Costilla Rojas
Las vacaciones escolares deberían ser un momento de descanso, alegría y convivencia en familia. Pero seamos honestos: muchas veces se vuelven justo lo contrario. Niños con mucha energía, adultos estresados por el trabajo, el calor, la rutina alterada y cero paciencia. El resultado: discusiones innecesarias, gritos, y días que deberían disfrutarse, convertidos en tensión familiar.
Evitar los conflictos en casa durante las vacaciones no es imposible. Lo primero es entender que los niños están en su derecho de querer jugar, moverse, hacer ruido y tener tiempo de calidad con sus padres. Pero también es cierto que los adultos necesitan su espacio, su descanso y momentos de silencio. El equilibrio está en la organización.
Tener rutinas (aunque sean flexibles) ayuda mucho. No se trata de hacerles un horario militar, sino de establecer momentos para el juego, otros para la tecnología, otros para leer, ayudar en casa o simplemente estar tranquilos. Y sí, también tiempos para que los adultos puedan trabajar o descansar sin interrupciones.
Otro punto clave: involucrarlos. Los niños, cuando se sienten parte de algo, colaboran más. Incluirlos en decisiones simples del día, en preparar la comida o en actividades de limpieza les da sentido de pertenencia y reduce las quejas.
Y lo más importante: hablar y escuchar. A veces los problemas no vienen por lo que pasa, sino por cómo lo comunicamos. Hablar con respeto, sin gritos ni sarcasmos, ayuda a que el ambiente familiar se mantenga en calma. Y cuando haya tensión (porque la habrá), hacer pausas antes de explotar puede evitar muchos enojos innecesarios.
También es buena idea planear actividades fuera de casa, aunque sean sencillas: una visita al parque, una tarde de películas o un picnic en el patio. Cambiar de ambiente reduce el aburrimiento, mejora el ánimo y favorece la convivencia. No se necesita gastar mucho, solo estar presentes con disposición.
Las vacaciones pueden ser una oportunidad para conectar mejor como familia. No tienen que ser perfectas, pero sí pueden ser más amables si todos ponemos un poco de nuestra parte.