* La Capilla Real o de Naturales, a máxima capacidad
Por Epigmenio ROJAS CASTRO
CHOLULA.- La tradicional Tlahuanca, se vivió una vez más con respeto y devoción por cientos de devotos quienes desde al mediodía se fueron concentrando en la Capilla Real o de Naturales, para recibir a las imágenes de los Circulares de San Pedro de Ánimas, virgen de los Remedios, virgen de Guadalupe y San Juan, del barrio de Calvario o Texpolco, así como los mayordomos patronales de los 10 barrios de la ciudad.
Desde temprano la mayordomo del Circular de san Pedro de Ánimas, Francisca Daniel Durán, junto con su familia y equipo de trabajo se dieron a la tarea de ultimar detalles en el templo, tanto al interior como en el exterior de la Capilla Real o de Naturales y recibir al mediodía a los sacerdotes que oficiarían la misa por las ánimas de todos aquellos que le sirvieron a la iglesia, así como a los mayordomos de los 10 barrios San Miguel Tianguisnahuatl, Santiago Mixquitla, San Juan Texpolco, Santa María Xixitla, San Pablo Tecamac, Santa María Magdalena, San Pedro Mexicaltzingo, San Cristóbal Tepontla, Jesús Tlatempa, San Matías Cocoyotla, y a las imágenes de los 3 Circulares.
Faltando minutos para las 13 horas, arribaron en hombros las imágenes de los Circulares de san Pedro de Ánimas, de los Remedios y de Guadalupe, así como de San Juan.
A la puerta del templo aguardaron a los sacerdotes quienes los recibieron bendiciendo a toda la procesión, para pasar hasta el altar, en medio de cientos de personas quienes ocuparon todas las bancas y muchos tuvieron que permanecer de pie para escuchar la misa, la cual es en memoria de todos aquellos que sirvieron a la iglesia ocupando algún cargo, y al mismo tiempo pedir por tener un bueno ciclo agrícola.
Al finalizar la homilía, en la cual no se notó presencia de político alguno, al parecer respetaron la petición de la Mayordoma del Circula de san Pedro de Ánimas, Francisca Daniel Durán, de respetar las tradiciones religiosas y no usarlas como en años pasados, para promocionarse hacia un futuro cercano; se entregaron las cruces de madera a quienes ocupan un cargo de la iglesia en algún templo.
Terminadas las actividades religiosas, los feligreses salieron al atrio, en donde se tenía ya la enorme tinaja con 800 litros de pulque, el cual fue repartido como en tiempos pasados, un vaso por cada persona formada en una larga fila, y luego a compartir el pan y la sal entre los hijos de cada barrio, concluyendo así La Tlahuanca.