Quemaron “toritos” en Tepontla, por día de San Antonio

* Una tradición que mantienen de generación en generación

Por Epigmenio ROJAS CASTRO, fotografías de Andrea TOXQUI ROJAS

CHOLULA.- Con motivo del día de San Antonio Abad, la comunidad de San Cristóbal Tepontla, vivió una vez más la tradición de la quema de los “toritos”, fiesta que disfrutan los oriundos y visitantes, en la cual al terminar la pirotecnia, disfrutan de un baile popular.

Luego de 2 años, en los cuales por las medidas sanitarias preventivas, prácticamente no se pudo vivir esta tradición que data de hace décadas, la volvieron a vivir en todo su esplendor, el pasado martes 17 de enero, Día de san Antonio Abad, protector de los animales, por lo cual muchos llevan a sus mascotas y animales de traspatio o granja a ser bendecidos, lo cual se desarrolla también en Tepontla.

Desde temprano inicia la fiesta, con el alba, las figuras son colocadas en el atrio, se ofrece un desayuno, luego de haber acudido a misa, más tarde se hace una procesión por las calles de la comunidad, llevando la imagen de san Antonio Abad, llevan a los “toritos” que serán quemados, en las calles se aprecian más “toritos” a las puertas de los talleres, recuerdan a los familiares y amigos que emprendieron el viaje sin retorno.

Regresan a una misa de cambio de Mayordomía, al finalizar el sacerdote salió a la bendición de los animalitos, de los “toritos”, para seguir con esta arraiga fiesta.

Ya por la noche, los pirotécnicos, que es prácticamente la mayoría de la población, con tiempo de anticipación preparan los “toritos” que habrán de quemarse, y a la hora indicada, empieza el espectáculo tan esperado, el armazón elaborado con vara y forrado con periódico y cartón, con el cual le van dando la forma de un toro, contiene los cartuchos con pólvora, los cuales en secuencia se van quemando, van lanzando las chipas o luces de colores.

Quien carga el torito, se protege con algún lienzo, lo debe de llevar a cuestas, entre sus hombros y espalda, bien sujetado con las manos, y corriendo emula a un toro cuando está en el redondel, se acerca a donde están los espectadores, cuidando que las chispas no los vayan a quemar.

También están las gigantescas figuras, un toro completo, instalado en una estructura metálica con ruedas, para poder desplazarlo con facilidad, meterlo entre los espectadores, los cuales entre gritos y risas, corren para evitar ser alcanzados por la enorme figura.

Niñas, niños, señoritas, jóvenes, adultos, oriundos y visitantes, disfrutan del espectáculo, combinándose la quema, con gritos de espectadores, y la música de los grupos, así transcurre el tiempo, hasta que pasa el último de los toritos, para dar paso al baile popular en el cual participan varios grupos, de la misma comunidad, porque Tepontla, es la cuna de la pirotecnia y de los músicos.

El cielo se ilumina con los fuegos artificiales, se vieron una especie de flechas, una tras otras surcando el espacio y de momento detonar, sueltan una gama de chispas, causando la admiración entre la concurrencia.