* ¿QUÉ HACEN? * COMO AGUA PARA… * MUCHOS MAGOS

HACIA HACE YA muchos años que no se registraba la muerte de un policía cumpliendo con su deber, dando la vida para garantizar la seguridad y la vida de los civiles. Su familia, con todo el dolor que les embarga, deben de sentirse orgullosos de que su esposa, padre, hijo, supo responder en el momento indicado, aunque en ello dejó un hueco que nunca podrá ser sustituido por nadie. Triste y lamentable que esos acontecimientos los usen algunos personajes, como políticos, para “sacar raja”, pensando que sus comentarios o posturas los harán más populares ante la sociedad. Hoy algunos regidores se atrevieron a decir que GREGORIO LECHUGA TREJO, no estaba capacitado para su trabajo, un policía con más de 15 años de servicio. Eso genera una pregunta a esos regidores ¿Qué han hecho en materia de seguridad pública? No es posible que luego de 2 años en el cargo, no sepan si el personal está aprobado por haber presentado sus exámenes de confiabilidad, si han estado en los cursos de capacitación que por ley deben de presentar cada 6 meses. Son ellos, el cuerpo edilicio quien aprueba los programas y acciones del gobierno municipal, son ellos quienes tienen la responsabilidad de supervisar se están haciendo bien las cosas, pero parece que solo les interesan las finanzas, algo que se les aplaude porque deben de cuidar el dinero del pueblo, porque están para administrarlo, pero también deben de vigilar que en un área tan delicada como lo es la Seguridad Pública, se cumplan con las reglas de operación, de ello depende la seguridad de los ciudadanos… EN EL CABILDO se discuten todos los temas y hay diferencias, claro que las hay y debe de haber, pero tal pareciera que todo lo toman a título personal, y si no les dan lo que ellos quieren para su beneficio personal, entonces todos contra todos. Decía un viejo conocido, en la política se debe de trabajar con el cerebro, no con el hígado, solo así se toman las mejores decisiones… LA GENERACIÓN DE “cristal” le llaman a la actual, refiriéndose a los jóvenes, pero hay adultos a quienes les queda el saco. Ahí tenemos al ya súper famosísimo regidor ALEJANDRO OAXACA CARREÓN, quien anda como agua para chocolate. Primero se pelea e insulta a un ciudadano, en el momento de estar dando una entrevista, lo cual le sirvió para darse a conocer a nivel nacional. Le afloró un nada grato vocabulario. Días después en el salón de cabildo, máximo recinto que merece todo respeto, se sale de sus casillas, e insulta a un empleado del Ayuntamiento. Una mancha más al tigre. Finalmente deja en claro su corta capacidad política. Hay que recordar que el respeto se gana, no se impone, por un cargo que se tiene. La ley laboral en el apartado correspondiente, habla del respeto que debe de existir entre ambas partes, a un trabajador no se le puede hablar con palabras altisonantes, no se le debe de insultar, no se le debe discriminar, ni violentar. ¿Qué pasó abogado?.. HOY DÍA SE  ve en redes sociales a muchos que aspiran a ser el servidor público número uno en el municipio, y buscan la manera de poder ganarse la confianza del pueblo, quien le puede dar la mano de la señorita más vieja del municipio, el poder llegar a esa ansiada meta, la silla donde si no tiene bien puestos los pies en la tierra se puede transformar y le puede ir mal, muy mal. El caso es que la inmensa mayoría sale a criticar el pasado, a señalar que “los de siempre quieren regresar”, les dicen ya tuvieron su oportunidad y no hicieron nada. El personaje ofrece dar solución a todos los problemas que se tienen desde hace varias generaciones, en lo cual tienen toda la razón, porque se han tenido administraciones municipales que no supieron cumplir. Lo curioso es que en sus mensajes dejan en claro desconocer el tema que abordan, cuando andan recorriendo el municipio y se topan con una obra del pasado, pero que no les agrada a ellos, y entonces dicen que habrán de quitarla. Vaya mentalidad de un dictador en desarrollo. Señalan los errores del pasado, de un pasado del cual fueron parte, de un pasado en el cual tenían otra camiseta por la cual morirían y a su líder le ofrecían eterna lealtad, y es que tenían un beneficio personal, que por cierto no rindieron cuentas claras. Pero como dicen por ahí, en todas las familias hay “primos incómodos”.