Por Gemma GRACIAN
CHOLULA.- Mis queridos y queridas lectoras, hoy me invade el sentimiento más profundo a lo que ha sucedido en nuestro Estado, la perdida de nuestro Gobernante, pero hoy no quiero hablar del gran político, hoy quiero hablar de la persona que conocimos, de la persona que nunca se rajó y que siempre tuvo las agallas para seguir adelante.
Me ha aterrado ver en redes sociales la poca sensibilidad que han tenido hacia el respeto que le debemos a un líder como lo fue Miguel Barbosa y el respeto que le debemos a su familia, pues muchos pueden criticar pero pocos saben la realidad y la responsabilidad que conlleva tener un cargo de esta magnitud incluyendo a la familia por el sacrificio de tiempo y de vida que se dedica al apoyar un proyecto para gobernar, no es fácil estar sentado en esa silla y dirigir a un Estado cualquiera puede juzgar pero los reto a llegar ahí, por lo que en una situación como la que estamos viviendo ahora, no tengan el corazón para pensar más allá de las acusaciones que se le hace a alguien que ha buscado mejorar el bien de las familias poblanas, me decepciona tanto que no podamos tener un poco de sensibilidad y respeto a un momento de dolor para muchos y muchas.
Es por ello que hoy hablare de aquella persona que siempre estuvo ahí y que «nunca se rajó», su trayectoria y su preparación era sorprendente, tantos años de lucha y de llegar a una contienda donde tristemente le arrebataron votos, le arrebataron años para poder gobernar, sin embargo, la vida dio un giro y le dio la oportunidad de poder llegar a donde le pertenecía.
Admiro la fortaleza con la que luchaba, con la que muchos terminábamos sumamente cansados y el no paraba, la increíble memoria pues no se le iba ningún dato te daba santo y seña de cómo lo habías hecho a pesar de haber pasado tiempo, de cómo analizaba cada movimiento y sabía en segundos si le estabas mintiendo, también a la persona humana que le daba la oportunidad a personas que sabía que podrían crecer, sin duda su carácter sarcástico era lo que te hacía romper con la monotonía política y que pocos podrían entender, todos cometemos errores pero él tenía todo fríamente calculado y sin duda me queda claro que no fue ningún tonto porque supo llegar y tener poder y respeto, llego a esos rincones que nunca nadie había llegado a ayudar a la gente, pocos lo saben pues fueron obras que no están a simple vista, le dio oportunidad a aquellas personas a las que nunca habrían volteado a mirar, conocía perfecto el ajedrez que jugaba, sabía de sus enemigos y de sus amigos, ejecuto la ley.
Un gran maestro sin duda que hoy como persona y como el líder que fue nos queda reconciliar y aprender, hoy nos despedimos de uno de los más grandes ejemplos de tenacidad, de perseverancia y de que a nada le debemos tener miedo más que a nosotros mismos porque nosotros mismos somos los únicos que nos limitamos a poder llegar a nuestras metas y objetivos, nos demostró que los sueños si se pueden cumplir y que esto solo depende de que tan lejos queramos llegar.
En algún momento marco mi vida con unas sencillas palabras «esta mujer si tiene huevos», un momento donde yo no creía que, si los tenía y ahí estaba haciéndolo, me enseño que el tiempo es el mejor aliado y que lo importante es saber llegar, alguna vez en alguna platica le aprendí que hay que tener paciencia y sabiduría en nuestras dediciones.
Sin duda un martes 13 nos marcó como historia en nuestro Estado y corazón.
Lamento profundamente está perdida para sus familiares y amigos, me lamento está perdida, pero me quedo con las lecciones que me dio y que hoy también fueron para muchos, el respeto no se lo gana cualquiera.
Nunca te rajaste Miguel así fue y así nos demostraste las agallas que tenías.
Gracias señor Gobernador, hasta siempre.