Por José Salvador ESPINA GARZÓN
CHOLULA.- En la escuela y la historia oficial que aprendemos desde pequeños, nos han enseñado que México nació y vivió por más de un siglo en constantes conflictos y guerras. Esa historia ha sido protagonizada por hombres y mujeres de luces y sombras, a quienes hemos santificado o satanizado de manera indiscriminada.
En esta época de fiestas patrias, solemos recordar y magnificar los hechos que han moldeado la historia de México. Asimismo, esta etapa de transición presidencial está siendo testigo de momentos trascendentes en la historia moderna del país.
Uno de los más recientes y significativos es la traición del senador veracruzano Miguel Yunes, cuyo voto fue fundamental para que la destructiva y autoritaria reforma judicial fuera aprobada en el Senado de la República.
Es importante entender que la familia Yunes es una de las más influyentes en la vida política de Veracruz y de México en la actualidad. Emanados del PRI, pasando por el PAN y, al parecer, ahora cercanos al oficialismo, los Yunes son una familia de poder, también envuelta en numerosos escándalos y posibles delitos de diversas índoles.
Igualmente, relevante es reconocer que el senador que cedió, mientras la oposición se mantenía relativamente unida y firme, jugó un papel determinante en este proceso, no solo desde un punto de vista legal y político, sino también moral. Su voto dejó a México y a sus ciudadanos en una gran orfandad, afectando aún más el ya frágil estado de derecho. Ahora, este quedará en manos de personas cooptadas y poco preparadas, al servicio del oficialismo, mediante un proceso engorroso y diseñado para que el control de los tres poderes de la unión esté finalmente en manos de unos pocos.
Otro aspecto que no debe pasarse por alto es la corresponsabilidad del PAN y su dirigencia en esta situación. El pacto entre élites, al estilo del PRI, ha llevado a la presencia de figuras impresentables en cargos y boletas, en lugar de panistas preparados y honorables, lo que nos habría ahorrado estas desfachateces.
Todo esto ha sido en favor de mantener el control del partido. Ahora que se aproxima el proceso de renovación de la dirigencia nacional del PAN, esta debe ser la mejor oportunidad para corregir el rumbo. Especialmente si el partido desea volver a ser la oposición valiente y democrática que enfrentó al régimen del PRI, y que debe resurgir una vez más para enfrentar a un enemigo aún más peligroso: MORENA.