Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Los mundialmente conocidos Crocs, fueron pensados como sandalia para balnearios, razón por la cual su lanzamiento, con los Crocs Beach, fue en 2002 en el Fort Lauderdale Boat Show, en el cual, de manera inmediata se vendieron 200 pares.
Este hecho, se dio gracias a la inspiración de tres amigos estadounidenses que partieron de los suecos ortopédicos para emprender su negocio. Mientras paseaban, conocieron en Canadá, el material que sería su éxito: La célula de Croslite, que no es ni plástico ni goma y por sus propiedades es antimicrobiana, elimina los olores, impide el desarrollo de bacterias, hongos y no es tóxica.
Estas propiedades y su diseño 100% confortable y ortopédico, hicieron que pronto se convirtiera en el calzado por excelencia de las personas que deben permanecer paradas por largos períodos de tiempo por ejercicio profesional tales como médicos cirujanos, peluqueros y chefs, entre otros.
Actualmente, por su comodidad, celebridades como Matt Damon, Jack Nicholson, Al Pacino, Paris Hilton, Ben Affleck y Kate Winslet son consumidores de la marca Crocs, que dicho sea de paso, inspiró su naming en el animal fuerte que por su naturaleza no es un depredador: el cocodrilo (croc en inglés).
En 2006, cuatro años después de su lanzamiento al mercado, la marca debutó en la bolsa de valores, con un precio de 21 dólares por acción. Actualmente, se trata de una organización valorada en más de mil millones de dólares, multitarget y con gran variedad de productos, capaz de pasar de valores tan funcionales como el confort a convertirse en un calzado 100% a la moda de grandes y chicos.
A pesar de su indiscutible popularidad, este calzado ha tenido que ganarle la batalla a sus «enemigos», por una parte la proliferación de falsificaciones alrededor de todo el mundo, y por otra a su continua critica por su aspecto, por el cual la han catalogado como el calzado más feo de la historia. Su forma exagerada, sus perforaciones y hasta su mismo material, hace de este producto un calzado imposible de combinar con algo. «No importa con que lo combines, siempre te verás ridículo».