La violencia vicaria: mucha violencia poca visibilización

Por Gemma GRACIAN

CHOLULA.- Mis queridas y queridos lectores hace poco se reconoció este tipo de violencia en nuestro Estado y fue gracias a la ex diputada Aurora Sierra que en paz descanse

La violencia vicaria es una forma de maltrato que, aunque poco conocida, tiene un impacto devastador en las víctimas. Este tipo de violencia se caracteriza por el uso de los hijos o seres queridos como instrumentos para causar daño a la madre o al progenitor custodio, en un intento de infligirle el mayor sufrimiento posible.

¿Qué es la violencia vicaria?

La violencia vicaria se da cuando un agresor, generalmente un ex cónyuge o pareja, busca dañar emocional y psicológicamente a la madre a través del sufrimiento de sus hijos. Este daño no es necesariamente físico, aunque puede llegar a serlo, sino que se manifiesta a través de acciones como impedir el contacto entre la madre y los hijos, manipular a los niños en su contra, amenazarlos con hacerles daño, o incluso, en los casos más extremos, llegar al asesinato de los hijos para castigar a la madre.

Orígenes y reconocimiento legal

El término «violencia vicaria» ha ganado relevancia en los últimos años, especialmente en España, donde se han documentado casos alarmantes. La lucha por el reconocimiento de este tipo de violencia ha sido larga y ardua, ya que hasta hace poco, el enfoque legal y social sobre la violencia de género no consideraba adecuadamente el sufrimiento de los hijos como una extensión del maltrato hacia la madre.

En 2021, la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, conocida como Ley Rhodes, reconoció la violencia vicaria como una forma de violencia de género, ampliando así el marco legal de protección para las víctimas.

Impacto psicológico

El impacto de la violencia vicaria en los niños es profundo y duradero. Los menores expuestos a esta forma de violencia pueden desarrollar trastornos de ansiedad, depresión, problemas de conducta, dificultades en el rendimiento escolar y, en casos extremos, estrés postraumático. Además, el daño psicológico para la madre es inmenso, pues no solo sufre el dolor de ver a sus hijos manipulados o dañados, sino que también carga con un sentimiento de impotencia al no poder protegerlos.

Retos y avances en la lucha contra la violencia vicaria

A pesar de los avances legales, la violencia vicaria sigue siendo un desafío complejo de abordar. Una de las mayores dificultades radica en la identificación y denuncia de este tipo de violencia, ya que las víctimas suelen enfrentarse a un sistema judicial que, en muchos casos, no cuenta con las herramientas necesarias para proteger adecuadamente a los niños y a la madre.

Además, la concienciación social sobre la violencia vicaria es aún limitada. Es fundamental que tanto las instituciones como la sociedad en su conjunto reconozcan esta forma de violencia y trabajen para prevenirla, identificarla y sancionarla.

La violencia vicaria es un recordatorio del alcance y la gravedad de la violencia de género, que no solo afecta a las mujeres directamente, sino que también extiende su sombra sobre los hijos. El reconocimiento y abordaje de esta forma de violencia es un paso crucial para la protección integral de las víctimas y para la construcción de una sociedad más justa y segura.