Dra. Margarita TLAPA ALMONTE
CHOLULA.- Cholula es una de las ciudades más antiguas de América, con una gran riqueza y diversidad cultural de aproximadamente tres milenios, donde el pasado y el presente se entretejen, a través de su historia, tradiciones e identidad.
Una ciudad que desde épocas prehispánicas se identifica como comercial y religiosa, altamente desarrollada, por su traza arquitectónica y vida urbana, que a partir de la Colonia tomo la traza reticular que aún conserva. Traza constituida por diversos elementos arquitectónicos característicos de las ciudades españolas del siglo XVI. Entre ellos y uno de los más importantes es la actual Plaza de Concordia, un espacio público que ha existido desde hace más de 25 siglos, cumpliendo varias funciones; durante la época colonial como Plaza, mientras que en la época prehispánica como tianguis de comercio regional de todos los días y a partir del siglo XX una vez al año, durante la Feria en el mes de septiembre.
El tianguis o feria como denominaban los conquistadores españoles se situaba muy cerca de los centros religiosos donde se desarrollaban fiestas religiosas como es el caso de la Fiesta dedicada a Tozi, nuestra abuela, fiesta donde se sacrificaba una víctima que venía a vender en la plaza sus últimos tejidos antes de ser decapitada. La plaza era lugar de culto, lugar sagrado; donde el comercio y la religión estaban íntimamente ligados para facilitar la evangelización por ser el lugar indicado donde se concentraba la población indígena para vender o comprar.
En este espacio de encuentro, de intercambio de palabras y mercaderías, donde los famosos mercaderes cholultecas recorrían Mesoamérica llevando y trayendo mercancías, y junto a ellas, repartiendo y recogiendo ideas y conocimientos que ayudaron a la antigua Cholula a alcanzar un lugar privilegiado en dos vertientes; como ciudad sagrada, sede de importantes deidades, en donde incluso existía un colegio de sacerdotes, y como ciudad comercial, logrando unir ambas vocaciones en una feria que año con año aglutina a individuos del resto del estado y de otras partes de la república que acuden a visitar a la Virgen de Los Remedios, como antes debieron visitar a las deidades prehispánicas y a intercambiar sus productos.
El tianguis de la Plaza es “lugar o espacio sagrado”, punto de encuentro, de palabras, compromiso y de comunicación, para realizar ceremonias y rituales y transformarse en un espacio sagrado, donde se realiza el trueque además de venta de mercaderías, un lugar de estructura social y cultural de los pueblos y comunidades indígenas y rurales; para convertirse en un centro religioso generalmente relacionado con la estructura piramidal y lazos religiosos en una unidad básica, plazas que también funcionan como espacios abiertos para las reuniones civiles o políticas del grupo, aunque estaba primordialmente se utilizó este espacio para la religiosidad ceremonial, influencia de los templos y de los edificios aledaños donde se ejercía el poder político.
En Cholula se realizaba una Fiesta de los mercaderes, porque era la ciudad de los mercaderes, quienes adoraban a un famoso ídolo, que era el dios de las mercaderías, porque ellos eran grandes mercaderes. La Fiesta estaba dedicada a Quetzalcóatl, este ídolo estaba en una gran plaza en un templo muy alto. Tenía alrededor de sí oro, plata, joyas y plumas ricas, ropas de mucho valor y de diversos colores. El dios fue el más celebrado y temido por mejor y más digno sobre los otros dioses. Lo canonizaron por sumo dios y le tuvieron grandísimo amor, reverencia y devoción y le ofrecieron devotísimos y voluntarios sacrificios por tres razones: la primera, enseñar el oficio de la platería, la segunda, porque no admitió sacrificios de sangre de hombres ni de animales, solo pan de rosas y flores, y de perfumes y olores: la tercera, porque vedaba y prohibía la guerra, robos y muertes y otros daños que se hacían a otros. Era reverenciado, tenido y visitado con votos y peregrinaciones de todos estos reinos por aquellas prerrogativas, que aun los enemigos de la ciudad de Cholula se prometían de ir allí en romería, y cumplían sus promesas y devociones, y venían seguros, y los señores de las otras provincias y ciudades tenían allí sus capillas y oratorios, y sus ídolos o simulacros; y sólo este entre todos se llamaba señor por excelencia, de suerte que cuando juraban o decían por nuestro señor, se entendía por Quetzalcóatl y no por otro alguno. A la llegada de los españoles y después de la Conquista llega la Virgen Conquistadora de los Remedios, sustituyendo a Quetzalcóatl y hasta a actualidad es a quien peregrinos y comerciantes de otras regiones llegan en Peregrinación a visitarla con la misma función por devoción, espiritualidad y comercialización e intercambios de mercancías.
El tianguis de Cholula es un elemento sociopolítico, para reunir a la población para celebraciones religiosas colectivas donde se baila, conversa, canta, intercambia lo mejor de una etnia y costumbres. Es un espacio abierto y sagrado especial donde se termina el peregrinar y ritualidad de los grupos indígenas, donde llegan mercaderes o pochtecas, donde aparece el trueque e inicia la comercialización entre pueblos. Desde la época Prehispánica el tianguis de Cholula se ubica justo donde convergen caminos y/o rutas tradicionales de comercio de diversos grupos de la región. Es un tianguis que se conserva de manera ininterrumpida para esta Fiesta de los Mercaderes por lo menos dos días al año, el 7 y 8 de septiembre. Se conserva desde que se establecieron en tiempos clásicos hasta la llegada de los conquistadores, entre los más importantes en la tierra del Anáhuac.
En el tianguis se realiza el trueque de mercancías en la época prehispánica los principales productos maxtla, cacao, cerámica, piedras preciosas, metl, comale, aji, frijoles, aguacates, guayabas, mamey, zapotes, camotes, jícamas, cacomites, mezquites, tunas gilotes, xocotes, jitomates, pepitas de calabaza tostadas con sal, vendían en las esquinas tamales, atole, pescado asado, carnes cocinadas, además que se caracterizaba con la venta de esclavos como en Azcapotzalco. Sin embargo, durante los últimos años la Plaza ha sufrido diversas transformaciones, al igual que las actividades tradicionales que se realizan en ella, en particular la Feria de Cholula, un tema de nuestras investigaciones. Hemos observado cómo ha ido adquiriendo características neoliberales por la modernidad abrupta y masiva de elementos comerciales no tradicionales “modernos” que actualmente conforman y se imponen en la Feria, ocasionando con esto la pérdida de identidad y deterioro de una tradición milenaria “el tianguis y el trueque” que forma parte de nuestro patrimonio cultural. Efecto negativo que ha generado la globalización o “modernidad” que tiende hacerse irreversible por el desplazamiento de lo tradicional y de nuestra esencia como cholultecas.
Una transformación y deterioro que indica que la Feria de Cholula parece haberse convertido en un evento moderno que conduce a la pérdida de la identidad cholulteca que ha mantenido a la ciudad en pie por esa esencia de pueblo tradicional, aun cuando se encuentra completamente urbanizada y formando parte de la metrópoli poblana. Por lo que consideramos es importante revalorar el tianguis y el trueque, su función porque es importante rescatar, para revertir los daños ocasionados tanto a nuestro patrimonio cultural, como a la población de las comunidades indígenas y rurales de la región que por tradición de sus antepasados peregrinan a Cholula con sus productos.
Lo invito a conocer la Fiesta de los Mercaderes en Cholula, el tianguis y el trueque de la feria, a reflexionar sobre abrir la perspectiva de un marco de beneficios socioeconómicos para los menos favorecidos, la gente que trae sus productos nativos regionales a intercambiar, ellos quienes hacen la Feria, los que son precisamente los menos favorecidos y quienes requieren de oportunidades y apoyo para mejorar las expectativas económicas y sociales que los puedan cautivar para dar continuidad a esta Fiesta tradicional de Cholula. Es importante enfatizar que la Fiesta de los Mercaderes en Cholula, la riqueza tangible e intangible que conforma el tianguis y el trueque, entendiendo a este como un fenómeno socioeconómico eficaz y de gran magnitud que puede ofrecer potencialidades en el desarrollo local del municipio y la economía de los que hacen la Feria. Por lo que invitamos a reflexionar y sensibilizarnos, para rescatar su identidad. Es importante tener visión para gestionar la cultura cholulteca en beneficio de la misma, valorar y promover la conservación y autenticidad de nuestras tradiciones que son elemento clave para todos.