“Sospechosismo” 117-C
Por Octavio RODRÍGUEZ FIGUEROA
CHOLULA.- En todas las situaciones de guerras, pandemias, carestías, temblores, etc. siempre salen a la luz los especuladores. Aprovechándose de situaciones adversas, comercian con la necesidad de las personas.
En tiempos revolucionarios, cuando Zapata localizaba a algún acaparador, de inmediato le decomisaba su mercancía y lo mandaba al paredón. Hoy mediante la tecnología se practica esa actividad, que es la misma, pero disfrazada de benefactora. En la T. V. comercial, por ejemplo, anuncian “Huevos que vuelan”, sartenes que no se aboyan y soportan un vehículo, aparatos que te ponen cuadritos en la panza, medicamentos de dudosa eficiencia, que los anuncian como lo hacían con el famoso hongo michoacano que curaba todo, jarabes, shampoos y aceites que hacen crecer el pelo como Cavernario Galindo, tomas milagrosas para prevenir el ataque de virus y bacterias, diciendo que son creaciones del IPN, elixir para la potencia sexual, etc. y lo venden con una facilidad a las puertas de las casas.
De paso dicen dar de pilón X o Z productos. Estos señores es muy difícil que regalen algo, por lo cual lo que te embrocan, ya va vendido en el paquete.
Cuanto más Sube el Mono, más Muestra la Cola
Y es que no se vale aprovecharse de la situación de las personas, engañándolas, timándolas, haciéndoles perder el preciado tiempo de atención de alguna enfermedad, tomando medicinas chafas, como lo hacía Duarte (El de Veracruz) con los niños con cáncer. Si el cobre fuera antiviral, los científicos ya lo hubiesen empleado contra el coronavirus. O qué ¿Solo tiene esa propiedad en los cubre bocas, como los anuncian? Pero en estos casos, las autoridades son las que tienen que determinar la veracidad o falsedad de lo efectivo y hacerlos etiquetar, como lo están haciendo con la comida chatarra y bebidas azucaradas. Que no engañen pues.