Por: Jorge Gómez Carranco
En pleno 2025, México atraviesa una crisis sanitaria que combina dos problemas graves: el desabasto de medicamentos y el retroceso en las coberturas de vacunación. Ambos fenómenos impactan directamente en la atención médica y en la prevención de enfermedades, afectando a millones de personas, especialmente a las más vulnerables.
En el caso de los medicamentos, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó que durante 2024 dejó de surtir más de 11.5 millones de piezas debido a la no entrega de alrededor de 4.5 millones de recetas. La escasez abarca tratamientos para cáncer, hipertensión, diabetes y enfermedades infecciosas, así como insumos básicos como analgésicos y antibióticos. Entre las principales causas se encuentran licitaciones canceladas, retrasos administrativos, problemas de transporte y deficiencias en la llamada “última milla” de distribución. La paraestatal BIRMEX, encargada de compras consolidadas, ha sido señalada por irregularidades, sobrecostos y baja capacidad logística. En marzo de 2025, se esperaba recibir 381 millones de piezas, pero solo llegaron 233 millones, lo que cubre apenas el 61% de la meta. Esto ha provocado protestas en varios estados, suspensión de servicios en hospitales y un abasto que, en lugares como Sinaloa, apenas alcanza el 60%. Además, cerca del 40% del presupuesto federal en salud de 2024 no fue ejercido, reduciendo aún más la capacidad de respuesta.
En vacunación, la situación también es crítica. Durante 2024, México registró 341,000 niños “cero dosis”, es decir, que no recibieron ninguna vacuna, cifra que creció en 119 000 respecto al año anterior. Esto representa el 25% de todos los niños sin vacunar en América Latina y el Caribe. Las coberturas han disminuido notablemente: la primera dosis de la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) pasó del 89% en 2023 al 83% en 2024, y la tercera dosis bajó del 85% al 78%. Como consecuencia, se han registrado brotes de enfermedades prevenibles, como el sarampión (más de 500 casos en Chihuahua hasta abril de 2025) y repuntes de tos ferina. Expertos señalan que este retroceso responde a recortes presupuestales, baja priorización política y fallas en la logística para llegar a comunidades rurales.
El gobierno federal ha implementado medidas como la reactivación de las Semanas Nacionales de Vacunación, logrando aplicar nueve millones de dosis en el primer trimestre de 2025. También se anunció la apertura de 15,000 “Farmacias del Bienestar” a partir de agosto y una mega compra de medicamentos por 130,000 millones de pesos para 2025–2026, con incentivos para la producción nacional y atracción de inversión extranjera en la industria biofarmacéutica. Sin embargo, la efectividad de estas estrategias sigue en entredicho debido a la persistencia de irregularidades, subejercicio de recursos y problemas de distribución.
En pocas palabras, la crisis de medicamentos y vacunas en México en 2025 es el resultado de una combinación de errores administrativos, deficiencias logísticas, corrupción y falta de ejecución presupuestal. Esto ha derivado en hospitales sin insumos, pacientes sin tratamientos y la reaparición de enfermedades prevenibles. Superar este panorama requiere no solo campañas temporales y compras extraordinarias, sino una estrategia integral de abasto, transparencia en las adquisiciones y fortalecimiento de la infraestructura de distribución para garantizar que los medicamentos y vacunas lleguen a cada rincón del país. La gente es sabia como lo dijo AMLO y decidió votar por una cuarta transformación y ahí están los resultados.