Por: Aldo COSTILLA ROJAS
Hace algún tiempo comentaba sobre la relevancia de las encuestas como herramienta clave en la toma de decisiones estratégicas, tanto en el ámbito político como en el comercial. Hoy retomo el tema porque nos encontramos en un momento crucial: se acercan nuevos procesos electorales y también vemos mercados cada vez más competitivos, donde lanzar un producto sin medir previamente la percepción social o el interés del consumidor es casi una apuesta a ciegas.
Las encuestas bien diseñadas permiten conocer con claridad qué piensa, qué siente y qué espera la ciudadanía o el consumidor. En el caso de una campaña electoral, ayudan a identificar cuáles son las principales preocupaciones de la población, qué propuestas generan empatía y qué liderazgos son percibidos como viables o inspiradores. En el terreno comercial, permiten detectar oportunidades, ajustar precios, definir canales de distribución y afinar mensajes publicitarios.
No se trata solo de medir intenciones de voto o posibles ventas. Se trata de comprender el contexto social y económico, las motivaciones profundas que guían las decisiones de las personas. A través de una encuesta podemos descubrir que, por ejemplo, en determinado sector la población desea líderes firmes frente a la inseguridad o que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos sostenibles. Ese tipo de información no surge de la intuición, sino del análisis de datos confiables.
Hoy más que nunca, prepararse implica escuchar. Ya no basta con imponer un discurso o un producto desde la cúpula o desde la sala de juntas; es indispensable construir desde abajo, desde las expectativas reales de la gente. Por eso, las encuestas deben ser vistas como una inversión estratégica y no como un gasto innecesario.
Con miras a los próximos procesos electorales, es momento de dejar atrás la improvisación. Los equipos políticos que no midan su posicionamiento y los candidatos que no ajusten su mensaje a tiempo, corren el riesgo de quedar fuera del juego. De igual manera, las empresas que no investiguen el mercado previo al lanzamiento de un producto, probablemente perderán competitividad frente a quienes sí lo hagan.
Las encuestas, bien aplicadas e interpretadas, son el primer paso para cualquier estrategia exitosa. Lo dije antes y lo repito ahora: medir antes de actuar no es signo de debilidad, sino de inteligencia.